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Tuesday, December 23, 2025
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    Navidad, expectativa política y esperanza

    Somos millones de venezolanos que pasaremos una navidad sin el calor de la familia y la amistad venezolana. Son miles los hogares desintegrados por la diáspora. Unos pocos allá, otros regados en diversos países. Esta diáspora no ha sido antojadiza ni aventurera, ha sido impuesta por una camarilla perversa que llegó al poder con discurso populista de redención social, pero su obra ha sido destruir la institucionalidad y la moral social para perpetuarse en el poder. Se conjugó una alianza cívico-militar corrupta, ambiciosa, inescrupulosa que entendía que la riqueza nacional era su botón. Implementaron políticas que arruinaron al país, generando desempleo, escasez, superinflación y pérdida de la capacidad adquisitiva, una represión violenta y criminal si se protestaba y la tragedia infligida, obviamente, impulsó la emigración a otros países para buscar mejores condiciones de vida. La camarilla cívico-militar gobernante, exprofeso, presionó las condiciones de vida para obligar a millones de venezolanos a salir del país.

    Recuerdo los años de nuestra democracia en los que estábamos por estudios en el exterior ahorrábamos para comprar los regalos navideños de la familia y viajar al país para ese gran encuentro de paz y felicidad. Desde septiembre teníamos que hacer las reservas o adquisiciones de boletos aéreos. Teníamos una fe profunda en la patria en nuestras instituciones y nuestra formación iba dirigida a mejorar las estructuras del país. Todos queríamos regresar, poquísimos se quedaban afuera. Ahora queremos, pero no podemos, bien porque hay persecución o porque la familia está regada y no hay suficientes recursos para poder unirnos en un sitio o en la patria.

    Cuando Trump anunció la movilización de su fuerza militar rumbo al Caribe frente a Venezuela, pude pulsar opiniones de diferentes estratos sociales y culturales. Debo señalar que había una opinión manifiestamente mayoritaria que sería derrocado el infame régimen presidido por Maduro. En el exterior, la gente hacía planes para regreso, en la patria las madres, los padres, en general, la familia que quedaba, sintió renacer la esperanza del encuentro familiar en Navidad. Es tal el repudio a la tiranía que, en todos los estratos sociales, no hay consideración si el derrocamiento lo provoca fuerzas externas. Eso demuestra la dramática situación social en que se encuentra el pueblo venezolano. Hay hambre, pobreza, desempleo, pésimo servicio de salud, educación, electricidad y agua potable. El pueblo está cansado de la intensa corrupción, matraqueo e ineficacia de la administración pública. Clama cambios inmediatos.

    La presión de Estados Unidos y las declaraciones de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia han generado una gran expectativa política nacional e internacional. A nivel internacional, es permanente la pregunta que nos hacen ¿cuándo va a caer esa dictadura criminal? En encuestas publicadas de opinión por el observatorio de democracia y política, el 74.3%, desde México hasta Chile, califican de dictador a Maduro. El 61,8% opina que debe haber actuación internacional pronto. En el pueblo venezolano no hay duda alguna, se ha generado una gran expectativa política y esto queda demostrado en los últimos debates que han girado en qué se debe hacer para reconstruir el país y cómo blindar a la democracia y asegurar el respeto a los derechos humanos.

    La mayoría de los venezolanos ansiamos la paz, la libertad, la fraternidad y la solidaridad. Muchos no deseamos el enfrentamiento armado, mucho menos con fuerzas extranjeras. La pandilla gobernante ha tenido oportunidad de irse sin provocar fuertes heridas al pueblo venezolano. La votación del 28 de julio de 2024 les dio una invalorable oportunidad de salir por la puerta grande. Prefirieron pisotear la soberanía nacional representada en el pueblo y ante el reclamo ejercieron una represión brutal y criminal. Con cinismo, hoy hablan de soberanía cuando ellos son los que la han abatido y para preservar su corrupción se han rendido en brazos rusos, iraníes y cubanos. La pandilla cívico-militar durante 25 años ha hecho la prédica y la práctica del odio. Son innumerables las víctimas de sus acciones políticas y de las violatorias de derechos humanos. El pueblo venezolano está agobiado por la prédica de odio del régimen y quiere la paz.

    Estos días navideños han estado pletóricos de expectativas de derrumbe definitivo de la tiranía de Maduro y secuaces. Hay, también, una gran esperanza de que sea derrocada la dictadura y retornamos a las libertades ya la democracia. El pueblo se está organizando silenciosamente para la lucha final. Está unido por la esperanza y dispuesto a luchar por ella. Hoy la esperanza es tan grande, que miles de hogares venezolanos oramos y pedimos al Niño Jesús que nos traiga el aguinaldo de libertad. El pueblo con su fe saldrá victorioso.

    ¡Feliz Navidad!