23.2 C
Buenos Aires
Tuesday, December 23, 2025
More

    Chile: una victoria más que anunciada

    el triunfo de José Antonio Kast, el candidato de la derecha radical, por casi 17 puntos frente a Jeannette Jara, proveniente del Partido Comunista de Chile (PCCh) estaba más que cantado. Días antes de la segunda vuelta circuló una encuesta en la cual una abrumadora mayoría de chilenos, superior al 90%, expresaba su convencimiento de que el ganador sería el fundador del Partido Republicano. (PR). Ni siquiera muchos de los más fervorosos apoyos de Jara pensaban en el imposible milagro de remar contra corriente.

    Al final Kast pudo decir que a la tercera fue la vencida, tras sus derrotas en 2017 y 2021. La cuestión es por qué esta vez sí y antes no. Las Múltiples explicaciones comienzan por el hundimiento del centro político y la práctica. desaparición de los partidos tradicionales, comenzando por la Democracia Cristiana y el Partido Radical. También se han visto afectadas la derecha (la UDI y Renovación Nacional, RN, están bastante tocados) y la izquierda (algo similar les pasa al Partido Socialista y al Partido por la Democracia, PPD).

    El segundo factor es la polarización y la crispación políticas, similar a lo que ocurre en otras partes del continente y del mundo. Esto ha favorecido la alternancia entre un presidente de izquierda radical, Gabriel Boric, y otro de derecha radical. En realidad, gracias al voto de protesta de un electorado frustrado e insatisfecho, Chile sabe de constantes golpes de péndulo entre gobiernos de uno y otro signo Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. No solo eso. En tiempos más recientes las dos propuestas constitucionales antagónicas fueron ampliamente rechazadas.

    Tercero, la mala gestión de Boric, pésima en algunos puntos. El joven presidente fue incapaz, dado su radicalismo inicial, de medir las necesidades reales de sus conciudadanos. Su apoyo a una delirante reforma constitucional, que incluso concitó el rechazo de amplios sectores de la antigua Concertación, lastró desde el comienzo una gestión que rápidamente debió ser apuntalada por los denostados políticos que habían permitido el fin de la dictadura y el despegue de Chile durante los primeros gobiernos de la Transición.

    Finalmente, Kast aprovechó y sacó partido de los temores sociales vinculados a la masivo e irregular inmigración venezolana, asociado al aumento del delito y del crimen organizado, a sus demandas de mayor seguridad y eficiencia policial y al desgobierno económico (aunque las estadísticas digan lo contrario). Hijo temas que el gobierno de Boric desatendió desde el principio y cuando quise solucionarlos ya era tarde. Como con todo eso no bastaba para llegar a la presidencia, Kast debió renunciar a buena parte de su agenda valórica ya la Perfecta defensa de la dictadura de Augusto Pinochet.

    Debido a lo anterior ya la vinculación de su padre al Partido Nazi alemán (1942), el presidente colombiano Gustavo Petro, con su habitual tono pendenciero, impropio del cargo que ostenta, se negó a felicitar al candidato electo, remachando: “Jamás le daré la mano a un nazi”. Afortunadamente para Chile, las elecciones fueron ejemplares, el recuento de votos rápido y los modos de Boric totalmente opuestos a los de Petro. No solo el ya presidente en funciones llamó la noche del domingo electoral al triunfador para felicitarlo calurosamente, sino también lo invitamos al día siguiente al Palacio de la Moneda para garantizar una transición ejemplar y transparentesignos todos del buen funcionamiento del sistema político.

    El viejo y el nuevo presidente se reunieron con un absoluto respeto por las institucioneslas formas y las personas y Boric señaló: “Hemos estado enfrentados y en las antípodas. Sin embargo, nos une Chile y somos parte del mismo destino de la nación”. Era la respuesta adecuada al posicionamiento de Kast tras ganar las elecciones, cuando se definió como el presidente de todos los chilenos y anunció un gobierno de emergencia y de unidad nacional.

    Si bien la foto de Kast con Javier Milei en su primer viaje internacional como presidente electo dio la vuelta al mundo Hay una distancia importante entre uno y otro. Kast no es un outsider de la política, viene de la UDI, de la derecha conservadora más tradicional, y tiene un perfil mucho más institucional que su colega transandino. Pese a que ambos beben de las mismas fuentes, la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y el Foro de Madrid y la Iberosfera, ligados a Vox y Santiago Abascal, todo indica que el por ahora pragmático Kast se parece más a Giorgia Meloni que a Milei oa Viktor Orbán, como ha apuntado Carlos Huneeus.

    Antes de la primera vuelta Kast prometía unos primeros 100 días de vértigocon acciones frontales contra la delincuencia y la migración (cierre de fronteras e incluso devoluciones masivas al mejor estilo trumpista), así como un recorte brutal del gasto público. Sin embargo, el hecho de que la derecha careciera de mayoría en el Parlamento y la necesidad de apoyos del centro derecha para ganar la elección lo llevaron a moderar buenas medidas de sus más radicales, aunque ahí seguirán las demandas de sus seguidores más extremos.

    Habrá que ver cómo y con quién conforma su gobierno, cuántos cuadros políticos del centro derecha incorporan y cuáles serán sus relaciones con la UDI y RN para ver la deriva de su gestión y también cómo se amoldará al Corolario Trump de la Doctrina Monroe. No hay que olvidar que Porcelana es el principal socio comercial de Chile y su mayor comprador de cobre y litio. Como en tantas otras materias, a Kast le tocará mantener un complejo equilibrio en política exterior.