ÓRGANO ELECTORAL. Durante su gestión en el TSE, Ávila ha destacado por enfatizar la importancia del cumplimiento de la ley y de la independencia institucional frente a presiones políticas, defendiendo la realización de elecciones en las fechas previstas. La Sala Plena del Tribunal Supremo Electoral (TSE) eligió este domingo al vocal Gustavo Ávila como presidente del máximo órgano electoral del país, en la primera sesión realizada tras la reciente designación de nuevas autoridades por la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
La reunión se llevó a cabo en instalaciones del TSE en la ciudad de La Paz y marcó el inicio formal de la gestión de los nuevos vocales, quienes fueron posesionados la noche del sábado luego de ser electos por dos tercios de votos en la ALP.
En ese marco, el vocal Ramiro Canedo anunció que planteará ante la Sala Plena la ampliación “por un par de días” del plazo de inscripción de candidaturas para las elecciones subnacionales previstas para el 22 de marzo.
Los vocales titulares que asumieron funciones son Silvia Chávez Reyes, Carlos Alberto Goitia, Ximena Camacho Goyzueta, Carlos Ortiz Quezada, Ramiro Canedo Chávez y Celedonia Cruz Ayma, mientras que como suplentes fueron posesionados Herlan Diego Coímbra, José Miguel Callejas y Carlos Alberto Pol Limpias.
SOBRE ÁVILA
El vocal Gustavo Ávila es el único de los vocales que queda de la anterior Sala Plena. Fue designado en abril del 2024 por el expresidente Luis Arce como su vocal designado en reemplazo de Dina Chuquimia. Fue vocal y presidente del Tribunal Electoral Departamental (TED) de Tarija, anteriormente.
Fue uno de los siete vocales que encaró al menos dos de los procesos electorales más complicados de la historia boliviana contemporánea, desde el retorno de la democracia: Las Elecciones Judiciales del 2024, que se hicieron de forma parcial; y las Elecciones Generales de agosto de este año.
Durante su gestión en el TSE, Ávila ha destacado por enfatizar la importancia del cumplimiento de la ley y de la independencia institucional frente a presiones políticas, defendiendo la realización de elecciones en las fechas previstas y promoviendo acciones para fortalecer la confianza en los procesos, incluso enfrentando debates sobre temas como la regulación de encuestas o la logística electoral compleja.
Hoy por hoy, es el único “sobreviviente” de la Sala Plena que encaró uno de los procesos electorales más complejos de la historia, dado que fue asediado por una serie de protestas y bajo la sombra de los amparos constitucionales.