Grassi SA, una de las principales corredoras de granos de Argentina, superó lo que podría ser el último obstáculo para hacerse cargo del exportador en dificultades Vicentin SAIC, cuyos activos incluyen una participación significativa en la planta trituradora de soja más grande del mundo.
El juez Fabián Lorenzini desestimó las objeciones encabezadas por una empresa de Louis Dreyfus Co contra el acuerdo que Grassi cerró con una mayoría de acreedores que tenían 1.300 millones de dólares de deuda impaga de Vicentin. Si se concreta, la reestructuración podría marcar el fin de un caso de quiebra de seis años que trastornó la multimillonaria industria de la soja de Argentina.
El acuerdo se realizó en una fase de “reducción” de la protección por quiebra al estilo del Capítulo 11, donde los postores externos podían competir –según todos los indicios, el primer proceso de licitación de este tipo en la historia corporativa argentina.
La corredora Grassi, con sede en Rosario –dirigida por el director ejecutivo Mariano Grassi, cuyo padre Hugo ayudó a construir la empresa y encabeza la junta directiva– tiene una cuestión de días para establecer un cronograma para ejecutar la reestructuración, dijo el juez en una resolución el jueves por la noche. También está dando pasos para empezar a reorganizar Vicentin, que ha conseguido mantenerse a flote durante el Capítulo 11 gracias a los peajes en sus plantas.
Sin duda, Louis Dreyfus y su socio local Molinos Agro SA, que compitieron como una empresa conjunta en la crisis, todavía tienen derecho a apelar el fallo del juez Lorenzini para desestimar sus objeciones, lo que podría extender la batalla legal.
Vicentin estaba dirigido por una dinastía familiar que enfrentó el poder de las casas comercializadoras de productos básicos a nivel mundial para convertirse en el principal exportador argentino de harina de soja y aceite vegetal. Todo eso se deshizo en 2019, cuando quedó expuesto a una de las notorias corridas cambiarias del país.
En un comunicado, Grassi dijo que transferiría inmediatamente las acciones de Vicentin y agregó: “Asumimos este desafío con profunda convicción, gran entusiasmo y plena confianza en nuestra experiencia, en las capacidades de nuestra gente y en todos los valiosos recursos humanos que Vicentin aún conserva hoy”.
Grassi ha mantenido conversaciones para incorporar a Cargill Inc y Bunge Global SA como socios para ayudar a gestionar las operaciones comerciales internacionales. El papel de Bunge se centraría en la planta procesadora de soja de Timbúes, la más grande del mundo, donde tiene una participación del 67 por ciento. Vicentin posee el otro 33 por ciento.
“Ya estamos trabajando con nuestros socios comerciales para garantizar canales comerciales y financiación”, dijo Grassi en el comunicado.
por Jonathan Gilbert, Bloomberg