Puntos clave El presidente entrante de Chile, José Antonio Kast, dijo que respaldaría cualquier medida que ponga fin al gobierno de Nicolás Maduro, incluida una posible intervención de Estados Unidos. Los comentarios se produjeron cuando Washington incrementó la presión con un bloqueo de petroleros vinculado a Venezuela, mientras México y Alemania advertían contra la violencia. Detrás de la retórica se esconde una realidad más dura: la migración, las remesas y el crimen organizado están convirtiendo a Venezuela en un problema de seguridad y gobernanza en todo el hemisferio. José Antonio Kast aún no ha asumido el cargo, pero ya está rediseñando el mapa de enemigos y emergencias de Chile. En Buenos Aires, luego de reuniones en las que participó el argentino Javier Milei, el presidente electo fue consultado sobre una posible intervención estadounidense en Venezuela.
Su respuesta fue contundente: Chile no resolverá a Venezuela, pero quien lo haga tendrá el apoyo de Chile. Describió al gobierno de Maduro como una dictadura criminalizada, dijo que una elección democrática fue “robada” y argumentó que Maduro carece de legitimidad para gobernar.
El momento importaba. El mismo día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció lo que llamó un “bloqueo total y completo” de los petroleros sancionados que entran o salen de Venezuela, una medida diseñada para reducir los ingresos y aumentar el costo de hacer negocios con Caracas.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, instó a las Naciones Unidas a prevenir la violencia, manteniendo la visión de larga data de México de que la intervención extranjera corre el riesgo de espirales que la región no puede controlar. Alemania añadió su propia cautela sobre medidas que podrían poner en peligro la paz.
El presidente electo de Chile expresa su apoyo a la acción de Estados Unidos en Venezuela y la región se estremece. (Foto reproducción de Internet) La migración como prueba de seguridad La postura de Kast no se trata sólo de geopolítica distante. Es un anticipo de cómo se puede endurecer la política migratoria en América Latina.
Ganó la segunda vuelta en Chile por aproximadamente 58% a 42% con una plataforma centrada en restablecer el orden: fronteras más estrictas, expulsiones aceleradas de personas en situación irregular y una postura estatal más agresiva contra el narcotráfico.
En Buenos Aires acusó a Maduro de bloquear a los venezolanos que quieren regresar, prefiriendo que se queden en el exterior y sigan enviando dinero.
Prometió que las remesas de personas sin estatus legal ya no llegarían a Caracas y habló de coordinar un “corredor humanitario” con otros presidentes para devolver a los migrantes irregulares a sus países.
Venezuela respondió rápidamente. Maduro emitió una advertencia, que circuló ampliamente en los medios regionales y en las plataformas sociales, diciéndole a Kast que no “tocara un pelo” de ningún venezolano e instando a los venezolanos en el extranjero a regresar a casa.
La historia detrás de la historia es poder, no eslóganes. Si Estados Unidos endurece la política económica, los estados vecinos enfrentarán la próxima ola: personas desplazadas, flujos ilícitos y reacciones políticas. Kast apuesta a que la claridad y la presión serán sinónimo de liderazgo. Sus críticos temen que parezca gasolina cerca de una cerilla.