Puntos clave 1. México iniciará las entregas de Río Grande (Río Bravo) el lunes y enviará 249,163 millones de metros cúbicos hasta el 31 de enero de 2026 tras una amenaza arancelaria del presidente Donald Trump.
2. La liberación es una solución parcial: funcionarios de Estados Unidos y Texas dicen que México sigue atrasado en alrededor de 986 millones de metros cúbicos en el ciclo actual, y los agricultores de ambos lados culpan a la sequía.
3. Un tratado de 1944 que alguna vez fue manejado silenciosamente por ingenieros es ahora un titular político, enredado con la ley de aguas de México y las protestas rurales.
México y Estados Unidos anunciaron el viernes un acuerdo provisional para enfriar una disputa fronteriza: México comenzará a entregar agua “gradualmente” el lunes, con el objetivo de transferir 249,163 millones de metros cúbicos (202.000 acres-pie) para fines de enero.
El acuerdo se produce tras días de presión pública. Trump advirtió que impondría un arancel del 5% si México no entregaba lo que, según dijo, debía “antes de fin de año”, y enmarcó la disputa en línea como si México “roba” agua a los agricultores de Texas.
Los grupos agrícolas de Texas y los líderes estatales se hicieron eco de ese mensaje, argumentando que el déficit es mucho mayor que la nueva publicación.
Detrás de las cifras se esconde un viejo acuerdo bajo una nueva tensión. El tratado de 1944 exige que México proporcione 2.185 millones de metros cúbicos de los afluentes mexicanos del Río Grande en ciclos consecutivos de cinco años.
Las entregas son rastreadas por la comisión binacional conocida como CILA en México y la CILA en Estados Unidos.
México activa el suministro de agua del Río Grande tras la amenaza arancelaria de EE.UU. México activa el suministro de agua del Río Grande tras la amenaza arancelaria de EE.UU. El caso de México es físico: estados del norte como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se han enfrentado a una sequía prolongada, lo que ha dejado ríos y embalses demasiado bajos para liberarlos rápidamente sin exprimir el agua potable y el riego locales.
El caso de Estados Unidos es económico: los productores de Texas dicen que la escasez ya está cambiando las decisiones de siembra y los ingresos.
La historia detrás de esta historia es que el agua ya no es un expediente técnico silencioso. Se está convirtiendo en una influencia en la política comercial y en una prueba de gobernanza interna.
En México, la lucha se ve intensificada por una ley nacional de aguas aprobada el 4 de diciembre y por protestas de los agricultores contra reglas más estrictas y un mayor control federal.
Para los expatriados y los inversores, la lección es contundente: el riesgo climático es ahora un riesgo político, y el riesgo político puede convertirse en riesgo arancelario.