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Planeta Planeta Sierra Sierra Tribuna Isabelle Feng
jurista
Occidente condena el modelo social y medioambiental de Pekín, todo ello en beneficio propio. Sa dépendance aveugle aux technologies «vertes» chinoises es el resultado de este acercamiento hipócrita, denuncia a la chercheuse dans una tribune au «Monde».
Publicado aquí a las 12h00 Tiempos de Conferencia 3 min.
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PAGourquoi se escándaloise de l’arrivée de Shein au BHV, à Paris, mais accueillir à bras ouverts les panneaux solaires et les éoliennes chinois ? Pourquoi se siente piegé por las restricciones impuestas por Pekín a la exportación de tierras raras, alors qu’on se félicite depuis trente ans, en Europa como aux Etats-Unis, d’avoir deslocalisé cette industrie ultrapolluante dans l’impery communiste ?
Au fil des ans, l’exportation chinoise a changé de couleur, passant des produits à forte intensité de main-d’œuvre (textiles, jouets, meubles) à ceux à forte valeur technologique (panneaux solaires, baterias, voitures electrics). Si les premiers renvoyaient aux images grisâtres des ateliers de misère, les second sont plutôt liés aux paysages verts verts sinónimos des énergies «propres».
Mais, au fond, le modèle chinois n’a pas changé: condiciones précaires des ouvriers, maigres droits sociaux, opacité des informations. El salario mensual de los trabajadores del sector de construcción de automóviles BYD en Zhengzhou, que corresponde a 40 horas de trabajo hebdomadario, asciende a 2.100 yuanes (250 euros), es decir, 1,50 euros por hora, con cinco días de cocción por hora. La dirección de uso preferente comunicada sobre la «rémunération mensuelle globale», puede alcanzar 7.500 yuanes (alrededor de 900 euros), más con la condición de trabajar de 8 horas de mañana a 8 horas de velada, seis días de septiembre.
Cinismo occidental La justicia brasileña a lancé, en mai, des poursuites contre BYD pour « esclavismo moderno » sur le chantier de son usine dans l’Etat de Bahia.CATL, líder mundial de baterías, está acusado por le Congrès américain, desde junio de 2024, de travail forcé. Quand le géant chinois a dicté le nouveau rythme de travail « 896 » (de 8 horas a 21 horas, seis días en septiembre), ses ingénieurs étaient écœurés de descubrimiento que leurs collèges étrangers en étaient gracieusement épargnés…
Envoyant ses usines dans les pays où la main-d’œuvre est moins chère et où les normes environnementales sont plus douces, como si les poblaciones y avaient des poumons plus robustes et des échines plusSoples, l’Occident fait preuve du même cynisme. La deslocalización de un uso contaminante afecta a los ribereños del país de origen, cuando estos países que lo reciben no tienen ninguna palabra grave.
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