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Monday, December 22, 2025
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    Análisis de entorno: de crisis política a objetivo militar

    Para entender mejor la situación de Venezuela hay que “leerla” desde los ejes de colapso político, fracturas internas, presión internacional y dinámica económica. El eje analítico pasa de “crisis política” a “confrontación de un Estado con bandera luchando en contra de un multinodo narcoterrorista rojo”; el marco mental es de seguridad hemisférica y no sólo de transición democrática.

    Visto desde adentro, la estrategia del narcochavismo mantiene a Maduro como “marca visible” para justificar la presión externa y la guerra híbrida, mientras la estructura criminal opera tras bambalinas.

    La oposición liderada por María Corina Machado insiste en la urgencia de una transición política efectiva y negociación para evitar un mayor desgaste de la gente y que haya daños que lamentar. Los empresarios y actores económicos están participando de encuentros con actores regionales para articular colaboración post-colapso. ​​

    Por otra parte, el desgaste psicológico y reputacional en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) es crítico, acelerado por las operaciones militares estadounidenses en el Caribe y la presión interna de contrainteligencia.

    Durante la semana, se han reportado nuevas deserciones relevantes, lo que ha obligado al gobierno de facto a incrementar el despliegue de efectivos de seguridad y contrainteligencia para proteger a Maduro y la cúpula, en vías de un cambio de gobierno. La organización de militares exiliados y sectores de la reserva advierten que la fractura interna podría hacer inminente una operación externa si no se produce la transición negociada. ​​

    El despliegue militar de EE.UU. en el Caribe es el mayor en décadas, con operaciones contra narcotráfico y hostigamiento constante al Cartel de los Soles. El que, al ser designado como organización terrorista, refuerza la legitimidad internacional de futuras operaciones militares. Las maniobras aliadas incrementan el aislamiento del chavismo y aumentan el incentivo para rupturas internas en la cadena de mando. ​​

    1. El Riesgo Inminente: El Cronómetro de la Fruta Madura

    El riesgo inminente no es un misil, sino el agotamiento final de la voluntad política chavista, considerando que el proceso de demolición psicológica llevado a cabo por EEUU está llegando al final de su ciclo:

    • Amenaza: La cúpula chavista ha internalizado que las “paraguas de impunidad” internacional han desaparecido. La estrategia de Trump 1 de la “Fruta Madura” indica que el colapso no será forzado por una invasión, sino por la ruptura interna de la cadena de mando criminal. La caída ocurrirá cuando los eslabones intermedios decidan que el costo de proteger a la cúpula es mayor que el beneficio de la colaboración.

    • Oportunidad: Para EEUU, la oportunidad es la deserción de un alto mando militar de la FANB o de los CBBI (Comités Bolivarianos de Base Integral)

    2. El Mecanismo de Distracción: Maduro, el “Arrastrador de Marca”

    La focalización mediática en Nicolás Maduro como el único blanco visible de la lucha contra el narcoterrorismo es la maestría de la estrategia de la primera fase de la guerra híbrida.

    • El Foco Falso: Maduro es la “marca” que se debe demoler para justificar la operación ante la opinión pública global. Su figura sirve como mecanismo de distracción que desvía el foco de los objetivos reales: la destrucción del sistemanarcoestatal

    • La Realidad Oculta: Los objetivos son mucho más amplios y estructurales:

    o Cientos de Blancos Físicos: La limpieza de la zona del Caribe implica la destrucción sistemática y sostenida de laboratorios, pistas clandestinas, depósitos de materia prima y cultivos que se extienden por Venezuela, Colombia y México.

    o Miles de Nombres: El verdadero enemigo no son dos o tres líderes, sino un sistema compuesto por miles de nombres —militares, políticos, empresarios, funcionarios— que facilitan la logística y el blanqueo del dinero criminal.

    Como puede notarse, utilizar la figura de Maduro como”chivo expiatorio”(chivo expiatorio) es útil para ambos lados, tratando de mostrarlo solo a él como objetivo, aunque ambos lados saben que las cosas pasan por otro lado. Los chavistas creen que pueden escapar porque no los nombran, y los aliados les siguen el juego buscando distracción y concentración reputacional negativa.

    3. El Colapso del Relato y de los Apoyos

    El lento y doloroso proceso de demolición de percepciones ya ha rendido frutos:

    • Aislamiento Real: El chavismo se ha quedado sin apoyos reales. Las declaraciones de seudo apoyo de países como Rusia, China, Irán, Cuba, Brasil, México o Colombia, son meramente retóricas o de baja intensidad. Nadie está dispuesto a arriesgar una confrontación militar o sanciones secundarias por la cúpula de un cártel en declive acelerado.

    • Demolición de Relatos: La divulgación constante de información comprometedora (órdenes de arresto, incautaciones de activos, testimonios de ex-funcionarios) ha destrozado el relato de la “revolución socialista” y lo ha reemplazado con la única verdad que los venezolanos conocen a fondo: el país ha caído en manos del narcoterrorismo internacional.

    • La Internalización: La gente, aunque escéptica por las promesas incumplidas del pasado, ha internalizado la irreversibilidad del proceso. La fuerza militar de EEUU ya está desplegada, la voluntad política y militar ya ha sido declarada, y la limpieza de la zona del Caribe ha sido marcada como un objetivo de seguridad nacional estadounidense que “llegó para quedarse mucho tiempo”

    4. Proyección Estratégica: El Comienzo de la Segunda Fase

    La primera fase (guerra psicológica, demolición de percepciones) está concluyendo con el salto desde guerra psicológica a empleo casi seguro de la violencia. Las fuerzas están en posición, los aviones han sido refinados y los cabos sueltos institucionales dentro de EEUU están siendo atados.

    • El Momento: La acción comenzará cuando tenga que comenzar, no por un calendario político, sino por una ventana de oportunidad operativa (la “Fruta Madura” lista para caer)

    • El Objetivo Final: La meta no es instalar un gobierno amigo, sino rescatar la soberanía venezolana de la ocupación criminal. Este proceso de rescate es un imperativo de seguridad regional para el hemisferio, y se llevará a cabo a como dé lugar

    5. Cuadro de Estado de Alerta (Enfoque de Narcoterrorismo)

    Entidad / ActorNivel de AlertaSeñal Débil (Punto Ciego)Cúpula ChavistaCrítico / DisuasiónLa búsqueda frenética de rutas de escape o asilo político en países no sancionados, lo que indica pérdida de confianza en el control interno.cartel de los solesAlto/EvasiónDesplazamiento de laboratorios y pistas clandestinas desde Venezuela a zonas selváticas o de difícil acceso en países vecinosColombia (FARC/ELN)Alto / ReacomodoAumento de la presión sobre el gobierno colombiano para negociar un estatus de protección fronteriza a cambio de desmovilización parcialPoblación Civil VZLALatente / AnsiedadLa apatía se mantendrá hasta que el colapso del chavismo sea irreversible, momento en el que la ansiedad se podría transformar de apoyo masivo pasivo o violencia revanchista.6. Escenarios recalibrados

    En el escenario dominante, la hipótesis más probable, parece ser un golpe quirúrgico narco‑terrorista: una oleada inicial de ataques sobre al menos un centenar de blancos críticos asociados al Cartel de los Soles y su red operativa, incluyendo infraestructura logística, pistas, centros de mando, depósitos, comunicaciones y nodos financieros; contando ahora con el soporte jurídico y mediático para presentar la operación como una respuesta defensiva a una guerra narcoterrorista dirigida desde Caracas, y no como una intervención clásica de cambio de régimen.

    A partir de ese primer paquete de ataques, se perfila un segundo escenario con alta probabilidad: una campaña híbrida prolongada contra una constelación terrorista regional, donde el Tren de Aragua, el ELN, la Segunda Marquetalia, células de Hezbollah y componentes de la Guardia Revolucionaria iraní operan como frentes funcionales coordinados bajo el paraguas estratégico del Cartel de los Soles.

    En esta dinámica, la fuerza militar con bandera (Estados Unidos y socios) se orienta a allanar el camino mediante golpes reiterados a liderazgos medios y altos, interdicción marítima y aérea, ciberguerra y presión financiera coordinada con Europa, mientras se incrementa el rol de fuerzas especiales y socios regionales en acciones discretas transfronterizas.

    Sobre ese telón de fondo, se mantiene abierta la posibilidad de una salida negociada bajo la sombra de la fuerza, en la que la amenaza creíble de ataques masivos y el peso probatorio de las confesiones de Carvajal fuerzan a una fracción de la cúpula chavista a aceptar un paquete de salida que combina exilio, reducción de condenas y entrega de activos e información.

    La erosión del rol de Rodríguez Zapatero como mediador “neutral”, a la luz de denuncias, informes y filtraciones que lo presentan más cercano al régimen que a una verdadera mediación, reduce el espacio para una solución puramente diplomática, pero no elimina la opción de un acuerdo de transición amparado por marcos de justicia transicional y por garantías de seguridad ofrecidas por Estados Unidos, la Unión Europea y organismos multilaterales.

    Finalmente, aunque con probabilidad baja, subsiste un escenario en el que Washington decide prolongar una estrategia de bloqueo y máxima presión sin dar todavía el paso a una campaña amplia de ataques sobre los cien blancos iniciales. En este marco, se mantendría un régimen de sanciones reforzadas, despliegue militar disuasivo, operaciones letales extremadamente selectivas y construcción de un expediente político‑jurídico lo bastante robusto como para legitimar, ante la opinión pública interna y aliada, una eventual fase posterior de empleo masivo de fuerza.

    RecomendacionesPara el chavismo de salida

    • Activar canales discretos para separar, en los hechos, a quienes están anclados a la lógica narcoterrorista de quienes puedan reconvertirse a actores políticos civiles, aceptando que el paraguas del Cartel de los Soles es ahora un pasivo estratégico y no un seguro de impunidad.

    • Negociar fórmulas de cooperación graduada (información operativa, rutas financieras, vínculos internacionales) a cambio de protección limitada y condiciones de traslado, sabiendo que el principal activo de cambio ya no es el poder interno, sino el valor de la inteligencia que puedan entregar sobre la red multinodo.

    • Desmarcarse explícitamente de estructuras como Tren de Aragua, ELN, Segunda Marquetalia, Hezbollah y nodos iraníes, enviando señales verificables (ceses de protección, liberación de secuestrados, entrega parcial de mandos) que reduzcan el incentivo a incluirlos como blancos prioritarios en los primeros ataques.

    Para el gobierno electo

    • Formular un relato de transición que combina “recuperación de soberanía” con “desmantelamiento de una ocupación criminal”, explicando que la presencia de fuerzas extranjeras y operaciones contra la red narcoterrorista son un medio extraordinario y temporal para restituir la capacidad del Estado venezolano, no para sustituirlo.

    • Diseñar un marco normativo de emergencia/transición específico para guerra híbrida y terrorismo (control de territorios recuperados, manejo de detenidos de alto valor, administración de bienes incautados, uso de inteligencia compartida), que pueda ser aprobado rápidamente y servir de puente hacia una nueva institucionalidad estable.

    • Ajustar/actualizar un “plan de estabilización de 12 meses” para después del primer paquete de ataques, que priorice seguridad ciudadana dana, control de fronteras y reconstrucción de infraestructura crítica, articulando a gobernadores, alcaldes, sector privado y aliados externos en una hoja de ruta común

    Para empresarios y sector productivo

    • Elaborar planes de continuidad de negocio para escenarios de ataques focalizados y guerra híbrida: rutas alternativas de suministro, redundancias logísticas, protocolos de seguridad física y cibernética, y criterios claros para operar en zonas de alto riesgo sin quedar capturados por remanentes de la red narcoterrorista.

    • Reorientar portafolios de inversión hacia sectores que serán clave en la estabilización postconflicto (energía, logística, telecomunicaciones seguras, servicios basados ​​en conocimiento, trazabilidad de cadenas de suministro), incorporando talento de la diáspora y estándares de cumplimiento robustos para evitar exposición a sanciones.

    • Adoptar códigos internos de conducta empresarial en contexto de narcoterrorismo que definen líneas rojas: no contratación con actores vinculados al chavismo y las estructuras criminales, trazabilidad de pagos y contratos, y mecanismos de denuncia y cooperación con autoridades legítimas y socios internacionales cuando se detectan intentos de infiltración o extorsión.

    Para fuerzas internacionales intervinientes

    • Preparar un paquete de información que reconfirme que las intervenciones no fueron solicitadas desde el gobierno electo, sino que son la conclusión natural de operar contra una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EEUU”, que viene como orden ejecutiva desde la presidencia de Obama y renovada, año tras año, por cada presidente norteamericano.

    • Integrar desde el inicio mecanismos de “puertas de salida” para mandos medios y operadores técnicos dispuestos a desertar y colaborar, usando la información revelada por Carvajal y otros testigos como base para ofertas de cooperación y protección diferenciadas, que incentivan fracturas internas en la red.

    • Coordinar estrechamente con el gobierno electo y actores civiles un calendario de comunicación estratégica sincronizado con cada fase de la operación, de forma que la narrativa dominante sea la de una acción para restaurar la soberanía y seguridad hemisférica frente a una organización terrorista multinodo, y no la de una intervención abierta sin horizonte político claro.

    El futuro inmediato dependerá de la velocidad y el tipo de ruptura dentro del chavismo y del umbral de tolerancia de la FANB ante presión externa e interna. Se recomienda mantener flexibilidad en escenarios y monitorear señales de fractura para recalibrar la intervención y asistencia regional. ​​

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