Si hace un par de siglos Karl Marx describió la religión como el opio de las masas, entonces seguramente el deporte en general y el fútbol en particular son hoy el opio de las masas (más aún ahora que los sorteos de los grupos de la Copa Mundial de rugby y fútbol se celebrarán entre el miércoles y ayer). Una invitación abierta para que la política asoma su fea cabeza con una administración postelectoral de Javier Milei que busca un objetivo más plausible para su estrategia favorita de polarización que un kirchnerismo cabizbajo y lo encuentra en la figura atroz del presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Claudio ‘Chiqui’ Tapia. La tempestad en una tetera cuando Tapia inventó un trofeo para Rosario Central se convirtió en una tormenta furiosa sería de otro modo inexplicable: el jefe de la AFA estaba siendo simplemente tonto o arbitrario en el peor de los casos, no criminal, con su invención y la reacción de Estudiantes de La Plata al darle la espalda a un equipo con un título ganado en un escritorio en lugar de en la cancha ya era exagerada, sin importar las consecuencias políticas.
La vanguardia de la ofensiva contra Tapia ha estado exponiendo sus vínculos con finanzas turbias como si esto fuera algo nuevo en el fútbol; basta recordar que el FIFAgate alcanzó los niveles más altos a nivel mundial y derrocó a Joseph ‘Sepp’ Blatter hace 10 años. Las revelaciones se han centrado en una figura, Ariel Vallejo, ahora bajo investigación de la DGI por evasión de varios cientos de miles de millones de pesos, pero otras están en la mira. Uno es Elías Piccirillo, un objetivo muy visible por estar brevemente casado con la también escandalosa ex esposa de Martín Insaurralde, Jesica Cirio, y por ser aún más extravagante con sus ganancias mal habidas que Insaurralde y el resto: su fortuna se amasó vendiendo en mercados paralelos dólares adquiridos irregularmente al tipo de cambio oficial, a pesar de los controles cambiarios.
Pero el eslabón más interesante de la cadena es el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino, desde que en su plataforma de streaming Carnaval ventiló el escándalo de las sobornos en la incapacidad nacional de la ANDIS, que le habrían costado al gobierno las últimas elecciones intermedias de no haber sido por Donald Trump. ¿Podría Toviggino ser el objetivo tanto como Tapia según la lógica de que el ataque es el mejor medio de defensa, o podría ser una simple venganza? Toviggino también es interesante por sus estrechos vínculos con Gerardo Zamora, quien acaba de cambiar cuatro mandatos como gobernador de Santiago del Estero (la sede de uno de los estadios de fútbol más impresionantes de Argentina y, según se informa, también el mayor número de pistas de aterrizaje clandestinas para el narcotráfico) por un escaño en el Senado y parece considerarse una especie de hacedor de reyes en medio del actual panorama fragmentado del partido.
Otra explicación para esta ofensiva, aparte de la obvia, podría ser que se trata de un plan para sacar elegantemente al ex presidente Mauricio Macri de la política partidista instalándolo en la AFA y completando así el proceso de absorción de su partido de centroderecha PRO en La Libertad Avanza. Macri bien podría ser la única alternativa aceptable para un jefe de la FIFA, Gianni Infantino, que se ha esforzado en respaldar enfáticamente a Tapia en medio de la crítica actual. Sin embargo, a estas alturas esto es mera especulación, sin ninguna garantía de que Macri no consideraría cambiar sus actuales funciones de trotamundos en la FIFA por la AFA como una degradación en lugar de un ascenso.
Tapia también podría ser un símbolo más bien un objetivo exclusivo como quizás el ejemplar más detestable de un modelo de poder arraigado que se puede encontrar en sindicatos, provincias, ayuntamientos e incluso universidades, reviviendo así el ataque contra la “casta” que llevó a Milei a la presidencia. Así, las instituciones pierden su esencia si se convierten en proyectos de poder personal, por no hablar de los negocios. Fácilmente vinculado al sindicalismo por su pasado camionero, el arbitrario jefe de la AFA que extiende sus tentáculos al arbitraje y a los tribunales de ética y disciplina se convierte así en sólo el ejemplo más sorprendente de una degeneración institucional subyacente al tejido político y social.
Una AFA turbia podría parecer un blanco fácil para la polarización, pero Milei podría estar jugando con fuego. Este choque ya le costó un viaje a Estados Unidos para el sorteo del Mundial de ayer, aunque el motivo para quedarse en casa también podría ser no exponer lo lejos que está Argentina de firmar el acuerdo comercial con Estados Unidos prometido para esa ocasión. El público general de Argentina es intensamente leal a su selección nacional de fútbol hasta el punto de considerarla sagrada y si Tapia se refugia detrás de los dos Lionels (Messi y Scaloni) a medida que se acerca la Copa del Mundo, una estrategia política astutamente calculada podría no resistir la pasión de multitudes.