La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha recortado su pronóstico para la recuperación de Argentina en 2026, proyectando un crecimiento más lento y una inflación más alta de lo previsto anteriormente.
La OCDE ahora prevé que el PIB crecerá un tres por ciento el próximo año, por debajo del 4,3 por ciento previsto en septiembre. Mientras tanto, se espera que la inflación alcance el 17,6 por ciento, en comparación con la estimación anterior del 16,5 por ciento.
Las revisiones equivalen a una rebaja de 1,3 puntos para el crecimiento y un ajuste de 1,1 puntos para la inflación.
Las nuevas proyecciones difieren marcadamente de las previsiones escritas por el gobierno del presidente Javier Milei en su proyecto de ley de Presupuesto 2026, que predice un crecimiento del cinco por ciento y una tasa de inflación anual del 10 por ciento.
La OCDE también recortó sus perspectivas para el año calendario actual, anticipando un aumento del PIB del 4,2 por ciento, frente al 4,5 por ciento. El organismo internacional también elevó su estimación de inflación al 41,7 por ciento desde el 39,8 por ciento.
Al esbozar los factores detrás del repunte previsto para el próximo año, la OCDE dijo que “el crecimiento se verá impulsado por la inversión y las exportaciones, gracias a un entorno cada vez más favorable para las empresas, regulaciones menos onerosas y un sector energético y minero dinámico”.
Sin embargo, advirtió que sus proyecciones menos optimistas reflejaban “un crecimiento recientemente debilitado y presiones sobre el tipo de cambio, que han ilustrado las persistentes vulnerabilidades macroeconómicas y la incertidumbre política”.
La OCDE destacó que “un crecimiento de base amplia dependerá de una mayor reforma regulatoria para fortalecer la competencia interna y promover el comercio internacional, al tiempo que se expande la oferta de educación técnica y vocacional”.
Pidió un renovado impulso de reforma para “mantener la prudencia fiscal y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento potencial”.
La OCDE dijo que “la política monetaria debe seguir siendo restrictiva para reducir la inflación de manera duradera”.
Advirtió que “podrían reaparecer episodios de volatilidad debido a las bajas reservas de divisas, la inflación aún alta y la necesidad de nuevas reformas estructurales en diversas áreas políticas”.
Aún así, la OCDE dijo que “una continuación exitosa del actual impulso reformista podría conducir a mejoras más significativas de las esperadas en productividad, competitividad y sostenibilidad fiscal”.
A nivel mundial, la organización predice que el crecimiento global se desacelerará del 3,2 por ciento en 2025 al 2,9 por ciento en 2026. El crecimiento debería fortalecerse más adelante en 2026 y consolidarse hasta el 3,1 por ciento en 2027, “a medida que el impacto de los aranceles desaparezca, las condiciones financieras mejoren y la menor inflación respalde la demanda”.
— TIEMPOS/NA