Puntos clave Flybondi invertirá alrededor de 1.700 millones de dólares en nuevos aviones, con el objetivo de ampliar su flota en aproximadamente un 230%. El plan, financiado con financiación privada, promete más rutas, tarifas más bajas y vínculos más estrechos entre Argentina, Brasil y los mercados vecinos. La medida es una prueba real de si Argentina dará la bienvenida a la inversión privada a largo plazo en lugar de proteger a las politizadas aerolíneas estatales. Los cielos de Argentina han estado dominados durante mucho tiempo por una aerolínea estatal que se mantiene a flote con dinero público y protección política. Los transportistas privados se han enfrentado a reglas turbulentas y a un campo que rara vez se sentía nivelado.
Flybondi, la primera aerolínea de bajo costo del país, está poniendo mucho capital sobre la mesa para demostrar que un modelo eficiente y financiado con fondos privados todavía puede funcionar. La compañía planea invertir alrededor de 1.700 millones de dólares en aviones nuevos, respaldados principalmente por el fondo estadounidense COC Global Enterprise.
Ha encargado hasta 35 aviones: 15 Airbus A220-300, con opciones para cinco más, y 10 Boeing 737 MAX 10 con opciones para otros cinco.
Los A220, con alrededor de 160 asientos, deben entregarse entre 2027 y 2029. Los MAX 10 más grandes, con hasta 240 asientos, están programados para entre 2027 y 2030. Si se entregan todos, la flota de Flybondi crecería aproximadamente un 230%.
La apuesta de 1.700 millones de dólares de Flybondi para reescribir el juego de las aerolíneas argentinas. (Foto reproducción de Internet) Hoy la aerolínea vuela alrededor de 15 aviones en 32 rutas, 22 nacionales y 10 internacionales, a Brasil, Paraguay y Perú. Desde 2018 ha transportado alrededor de 17 millones de pasajeros. Las tarifas bajas han abierto los viajes aéreos a muchas personas que antes dependían de autobuses de larga distancia o simplemente no viajaban.
Flybondi apuesta fuerte mientras Argentina prueba competencia aérea real Los nuevos aviones convertirían a Flybondi en el primer operador del Airbus A220-300 en América Latina y respaldarían la expansión hacia Paraguay, Colombia, el Caribe y el norte de Brasil.
Para la temporada de verano 2025/26, la aerolínea planea cerca de 60 vuelos semanales entre Argentina y Brasil, estrechando los flujos de negocios y turismo con la mayor economía de la región.
Todo esto sucede mientras la aerolínea de bandera estatal busca 18 aviones más y su rival de bajo costo JetSMART ya ha superado a Flybondi como la segunda aerolínea nacional más grande.
Detrás de las cifras de la flota se esconde una pregunta simple: ¿Argentina permitirá que la competencia, el riesgo privado y los bolsillos de los pasajeros den forma al mercado, o seguirá utilizando la política y los subsidios para decidir quién sobrevive?
La apuesta es arriesgada: la inflación, una moneda débil, reglas cambiantes y el MAX 10 de Boeing aún sin certificar se ciernen sobre el plan.
Pero si los reguladores se mantienen firmes y la ideología retrocede, la expansión de Flybondi podría demostrar que el país aún puede atraer grandes inversiones privadas a largo plazo y que los clientes, no los políticos, deberían decidir qué aerolíneas prosperan.