La pobreza y la indigencia en Argentina disminuyeron significativamente durante el año pasado, aunque los niveles siguen siendo más altos que los indicados por los datos oficiales, advierte un respetado organismo de control.
Según un informe publicado este jueves por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), la pobreza se ubicaba en 36,3 por ciento y la pobreza extrema en 6,8 por ciento al cierre del tercer trimestre.
Se trata de una fuerte caída interanual respecto del 45,6 por ciento y el 11,2 por ciento respectivamente en el mismo período de 2024, indicó el informe de ODSA-UCA.
Según datos del organismo de control, la pobreza cayó 9,3 puntos respecto al mismo período del año pasado y 8,4 puntos respecto al tercer trimestre de 2023, justo antes de que el presidente Javier Milei asumiera el cargo.
“Corrigiendo el cálculo por la mejora en la recaudación de ingresos, la caída real de la pobreza monetaria bajo la actual administración sería sólo” de 2,1 puntos porcentuales, y la pobreza corregida rondaría el 35 por ciento (usando valores corregidos de la recaudación del segundo trimestre de 2025).
Los sectores que se recuperaron “fueron los segmentos medios bajos que habían sido excluidos por la inflación y la devaluación” en los primeros meses de 2024, dijo el sociólogo Agustín Salvia, director del observatorio.
Diferencias
sobre datos
En los últimos años, las mediciones de pobreza de la UCA -muy apreciadas por los especialistas- han tendido a estar varios puntos por encima de las del INDEC. La diferencia, dicen los expertos, es cómo se mide la pobreza: mientras el gobierno utiliza un valor puramente monetario, el equipo académico utiliza un enfoque multidimensional.
Los datos sobre pobreza del informe provienen del análisis de la privación monetaria (pobreza de ingresos e indigencia) e indicadores complementarios, como el estrés económico y la inseguridad alimentaria.
El informe de ODSA-UCA se basa en información de la “Encuesta de Deuda Social Argentina” (EDSA), realizada por el observatorio, y datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC de la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos, que abarca el período 2010-2025.
La última cifra oficial del INDEC sitúa la pobreza en 31,6 por ciento en el primer semestre de 2025, mientras que en el mismo período de 2024 había sido de 38,1 por ciento. No se espera una actualización hasta el año nuevo como muy pronto.
Según Salvia, “hay una sobreestimación” del poder adquisitivo de los hogares en la medición oficial, que se basa en una canasta básica obsoleta que mantiene las estructuras de gasto de 2004-2005 y subestima el peso de los servicios públicos en el gasto familiar.
También destacó el subregistro de ingresos en los estudios en curso del INDEC.
“En cualquier caso, la pobreza disminuyó, la pobreza extrema disminuyó, la inseguridad alimentaria disminuyó y el estrés económico disminuyó” en comparación con 2024 e incluso 2023, dijo Salvia.
Pobreza estructural
Sin embargo, el informe de ODSA-UCA hizo sonar la alarma sobre una “pobreza estructural que no ha cambiado”.
Al señalar que se ha “mitigado gracias al aumento de los programas de transferencia de ingresos”, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), Salvia afirmó que la pobreza de ingresos ha mantenido un piso estructural de alrededor de 25 por ciento de la población, y la pobreza extrema, de alrededor de cinco por ciento, en las últimas dos décadas.
El tercio inferior de la estructura social argentina se concentra en una población atrapada en la pobreza debido al empleo informal, precario o de subsistencia, y una dependencia estructural de las transferencias públicas, advirtió el experto.
Desde que asumió el cargo en diciembre de 2023, el presidente Javier Milei ha logrado reducir drásticamente la inflación a costa de un severo ajuste fiscal, aunque ha mantenido e incluso aumentado las asignaciones familiares.
La inflación en Argentina fue del 107 por ciento en los primeros 10 meses de 2024 y cayó al 24,8 por ciento en el mismo período de 2025.
A pesar de la medición positiva, los autores del informe pintan el panorama de un país que ha disfrutado de una estabilización macroeconómica en 2024-2025, pero también de un aumento del estrés económico, social y subjetivo, especialmente en los sectores más vulnerables.
Según el estudio coordinado por Salvia, el país atraviesa “una transición inestable” donde las recientes mejoras van de la mano de persistentes déficits en pobreza estructural, informalidad y bienestar psicológico.
– TIMES/AFP/NA/PERFIL
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