Puntos clave Las exportaciones generales en octubre apenas cayeron, pero la combinación de lo que Colombia vende en el exterior está cambiando. Los ingresos del petróleo y la minería se están reduciendo, mientras que el café, el banano y los productos manufacturados se convierten en pilares más fuertes. El futuro comercial del país ahora depende de políticas que recompensen la inversión privada en lugar de experimentos pesados por parte del Estado. Colombia vendió alrededor de 4.300 millones de dólares en bienes en el extranjero en octubre de 2025, una pequeña caída del 0,2% respecto al año anterior. La verdadera historia está bajo la superficie: lo que Colombia exporta está empezando a cambiar.
Los combustibles y los productos mineros siguen siendo el mayor grupo exportador, generando aproximadamente 1.510 millones de dólares, pero su valor cayó un 19%. Los volúmenes de petróleo crudo cayeron a 13,5 millones de barriles, un 10,6% menos, por lo que el país está ganando menos de su tradicional fuente de ingresos.
Eso debilita el colchón comercial que durante mucho tiempo ha respaldado los presupuestos públicos. Por el contrario, los productos agrícolas y alimentarios están ganando terreno.
El cambio exportador de Colombia: el petróleo cae a medida que el café, el banano y la industria dan un paso adelante. (Foto reproducción de Internet) Las exportaciones de café y plátanos aumentaron más del 60%, elevando el grupo agroalimentario más amplio a alrededor de 1.330 millones de dólares y casi un tercio de las exportaciones totales.
Los bienes manufacturados, incluyendo maquinaria, equipo de transporte y productos químicos, también crecieron en un dígito medio a poco más de mil millones de dólares.
A principios de 2025, las exportaciones no tradicionales incluso superaron las ventas de combustible y minería. Este cambio es importante porque hace que Colombia sea menos dependiente de un único ciclo volátil de materias primas.
Una base exportadora más amplia puede respaldar empleos más estables, regiones más diversificadas y vínculos más fuertes con socios como Estados Unidos, que compra casi un tercio de los envíos de Colombia, así como Canadá, Brasil y México.
Pero la diversificación no es automática. Exige reglas predecibles, impuestos competitivos, derechos de propiedad claros y políticas comerciales que alienten a los exportadores privados en lugar de perturbarlos con decretos repentinos.
Las encuestas empresariales ya muestran que los exportadores están preocupados por los márgenes de ganancia y los pedidos futuros, incluso cuando los volúmenes aumentan. Para los inversores extranjeros y los vecinos, las cifras de octubre son tanto una advertencia como una señal de progreso.
Colombia se está alejando de la dependencia del petróleo, pero que esto se convierta en un éxito duradero dependerá menos de los discursos y más de si las autoridades dejan que los mercados hagan su trabajo.