La decisión del presidente Javier Milei de nombrar al jefe del Ejército de Argentina, teniente general Carlos Alberto Presti, como nuevo ministro de Defensa de la nación, en reemplazo de Luis Petri, se conoció la misma semana en que se convocó a una nueva marcha para exigir la liberación de los sentenciados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar de 1976-1983 en el poder.
Desde que Milei asumió el poder en diciembre de 2023, ha habido decisiones ejecutivas, expresiones públicas y gestos que han dejado muy claro –al menos– que dentro de La Libertad Avanza, los crímenes cometidos durante la junta militar pueden explicarse por la llamada teoría de los “dos demonios”, que equipara el terrorismo de Estado con la violencia cometida por los grupos guerrilleros armados durante esa época.
La pregunta ahora es hasta qué punto pretende llegar el partido gobernante en esta dirección. Y qué implicaciones tendrá para la política estatal de “Memoria, Verdad y Justicia” en el corto, mediano y largo plazo.
El nombramiento del teniente general Presti genera varios debates. Por un lado, es la primera vez desde el retorno a la democracia que un militar toma el mando del Ministerio de Defensa. Por otro lado, varias partes han señalado que el padre del jefe del Ejército, Roque Carlos Presti, también era militar, acusado de cometer crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, cuando Presti padre era comandante del Séptimo Regimiento de Infantería en La Plata. A pesar de haber sido acusado, nunca fue juzgado, ya que falleció antes de que pudieran comenzar los procedimientos.
El teniente general Presti no ha comentado públicamente sobre las acciones de su padre durante ese período. Nadie puede ser considerado responsable de los actos cometidos por sus padres, pero el futuro ministro nunca repudió públicamente el terrorismo de Estado. La semana pasada, Presti tuvo un breve intercambio con la prensa en Casa Rosada y reveló que planeaba “seguir con la jerarquía militar” y no retirarse de la fuerza. No hizo ningún otro comentario.
Convocatoria de marcha
Los organismos de derechos humanos también fueron alertados esta semana sobre otra novedad: un grupo de militares retirados y activistas pro-Milei convocaron una manifestación para exigir la liberación de los condenados por crímenes contra la humanidad.
Entre sus organizadores, según ha adelantado el ElDiarioAR sitio web, son: Orlando ‘Hormiga’ González, oficial convicto que sirvió en la ex Escuela de Mecánica de la Armada de la ESMA y que ahora cumple cadena perpetua bajo arresto; Asunción Benedit, integrante del grupo prodictador Pañuelos Negros y hermana del diputado por La Libertad Avanza Beltrán Benedit, uno de los legisladores que organizó la visita para ver al criminal convicto Alfredo Astiz el año pasado en el penal de Ezeiza; Guillermo Sottovia, hijo de un miembro de un oficial de la Fuerza Aérea; y Alfredo Manzur, ex veterano de guerra de Malvinas acusado de torturar a reclutas y quien es abogado del Poder Judicial de Tucumán.
La manifestación no ha estado exenta de obstáculos. La ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, sugirió a sus organizadores que trasladaran su marcha planeada desde la céntrica Plaza de Mayo en Buenos Aires, asociada con el grupo de derechos humanos Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo, a la Plaza San Martín en Recoleta. El objetivo es que los manifestantes no se crucen con miembros del grupo, o con izquierdistas que planeaban manifestarse en apoyo a Palestina, evitando disturbios y enfrentamientos.
Memoria, verdad y justicia
Estos no son los únicos indicios de la cruzada libertaria contra la política estatal de Memoria, Verdad y Justicia. También se están acumulando absoluciones y retrasos en los juicios que investigan crímenes de lesa humanidad que se remontan a la época de la dictadura. Se han producido despidos y despidos en órganos clave de derechos humanos, lo que ha aumentado la preocupación de un sector de la sociedad por un posible retroceso en el consenso democrático disfrutado desde la caída de la junta militar.
A pesar de los temores, los juicios que investigan crímenes contra la humanidad siguen avanzando; Actualmente hay 13 procesos orales en curso en cinco provincias.
Fernando Tebele es uno de los fundadores de La Retaguardiauna publicación que transmite dichos ensayos en vivo por Internet. Su canal está a punto de cerrar el año con casi un millón de visitas, pero en una entrevista expresó su preocupación por el creciente número de absoluciones de personas acusadas de crímenes de lesa humanidad en las últimas semanas.
El 2 de noviembre, un Tribunal Oral Federal de Rosario dictó 17 absoluciones en el caso conocido como “El Villazo”, juicio que investiga la represión ilegal de una huelga de trabajadores metalúrgicos realizada en el marco de la Operación Serpiente Roja del Paraná en 1975. Fue un proceso históricamente relevante, pues ocurrió antes del golpe y tuvo en el banquillo a dos ex ejecutivos de la firma Acindar, imputados por su colaboración con los operativos y por facilitar espacios que fueron utilizados para secuestros. torturas y asesinatos.
Apenas unas semanas antes, el 24 de octubre, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata dictó ocho sentencias condenatorias y 27 absoluciones en el caso “La Huerta” por detenciones ilegales, torturas, desapariciones y otros crímenes de lesa humanidad perpetrados en predios aledaños a la Base Aérea Militar de Tandil.
‘Muy alto’
“Si se suma el número, se obtiene un total de 44 absoluciones en cuestión de semanas, una cifra muy alta en comparación con la tasa de absoluciones desde que se reanudaron los juicios”, reflexionó Tebele.
Es una información objetiva. Según la Oficina de Crímenes de Lesa Humanidad (PCCH), desde 2006 ha habido 1.195 condenas en 332 sentencias y un total de 196 absoluciones.
“Aunque todavía no podemos llamarlo tendencia, creo que es algo que no habría sucedido en otros momentos”, afirmó Tebele.
Para Tebele, la decisión del juez federal Alejo Ramos Padilla en agosto de absolver a dos ex policías acusados de encubrimiento y prevaricación es equivocada y preocupante. Advirtió que esto “abriría la puerta para que otros jueces se sientan empoderados.
Pablo Llonto es abogado de derechos humanos y uno de los principales profesionales en los juicios por crímenes de lesa humanidad. En una entrevista habló de la creciente “audacia” de los sectores militares y del partido gobernante tras las elecciones de octubre, aunque afirmó que hasta la fecha “no hay indicadores claros que vinculen las absoluciones con la victoria electoral del gobierno”.
Según Llonto, el “clima de los tiempos” se puede notar en el hecho de que “muchos jueces han decidido posponer juicios por crímenes de lesa humanidad; es obvio que en los últimos dos años, al no ser una prioridad para el Poder Ejecutivo, muchos jueces han colocado estos casos al final de su pila de expedientes”.
Pero la necesidad de urgencia es objetivamente cierta. Muchos de los acusados y supervivientes son ancianos y si los juicios no avanzan, se perpetúa la impunidad. “Por otro lado, en el ‘cuadernos’ [corruption notebooks] En el caso, los jueces huelen o saben el interés que tiene el poder político y emiten un fallo absurdo para apurar el tribunal”, argumentó Llonto.
A principios de esta semana, un grupo de abogados que se ocupan de crímenes de lesa humanidad presentó una nota ante el Tribunal Federal de Casación para solicitar una reunión y pedir que se apliquen en estos asuntos los mismos estándares que en los casos de corrupción de alto perfil.
Llonto destacó otro asunto fuera del radar mediático: desde hace cuatro años no se reúne una sola comisión de la comisión interprofesional creada para agilizar los juicios. Es un espacio que debe ser convocado por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, donde deben sentarse y trabajar juntos representantes de los tribunales federales y del Poder Ejecutivo.
El asalto de Milei a la memoria
A principios de noviembre, el subsecretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, compareció ante un comité contra la tortura en las Naciones Unidas y cuestionó la estimación presentada por un grupo de derechos humanos de que unas 30.000 personas fueron desaparecidas por la dictadura durante su mandato en el poder.
Aunque muchos funcionarios del partido La Libertad Avanza y funcionarios del gobierno –incluido el presidente– insisten en este argumento, nunca antes un funcionario público de una organización internacional había hecho tal afirmación.
Desde su nombramiento, Baños no ha establecido vínculos con grupos de derechos humanos, que supieron de segunda mano de la intención del gobierno de Milei de degradar la Secretaría de Derechos Humanos a una subsecretaría. De la mano de esa decisión, la clásica motosierra ha vuelto a asomar su cabeza, poniendo de relieve el desmantelamiento de programas y el despido de personal clave.
“Desde que Milei asumió el cargo, ha habido medidas para frustrar los juicios sin ayuda, por ejemplo, todo lo relacionado con investigaciones o documentos o con el despido de los abogados que llevaban los casos”, subrayó Llonto.
En mayo se reorganizó la jerarquía del ex Museo Sitio de Memoria ESMA y del Archivo Nacional de la Memoria. Ambos ahora caen bajo la órbita del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH), organismo creado bajo el auspicio de la Unesco y actualmente encabezado por Ana Belén Mármora, abogada con un férreo activismo provida en las redes sociales.
La cruzada libertaria contra la memoria, la verdad y la justicia ha ido acompañada de posiciones contra la “ideología de género”. En octubre, un funcionario del museo, Fernando Vedoya, decidió alterar el lenguaje en una exposición permanente que exponía la violencia sexual contra las mujeres en el centro clandestino de detención durante la era militar, eliminando el lenguaje neutral en cuanto al género.
La Retaguardia informó en octubre que Vedoya también había incorporado a su equipo a Manuel Larrabure como asesor. Es nieto del coronel Argentino del Valle Larrabure, quien fue secuestrado y asesinado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1974, y es visto como un símbolo para las organizaciones que dicen liderar una “lucha contra la subversión”.
Manuel Larrabure, de hecho, pertenece al Centro de Estudios Jurídicos sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), la polémica organización fundada por la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Todos estos gestos –los que son noticia en los medios y los que no generan repercusión– se suman a una larga lista de episodios que comenzaron el día en que Milei, en el debate presidencial de 2023, calificó de “excesos” los crímenes cometidos por la dictadura.
Durante su presidencia, un grupo de diputados de La Libertad Avanza visitó en la cárcel de Ezeiza a militares condenados por crímenes de lesa humanidad, entre ellos violación, tortura y asesinato. El pasado 24 de marzo, día de recordación del golpe de Estado que llevó a los militares al poder, el aliado ideológico de Milei, Agustín Laje, protagonizó un polémico video publicado por la Casa Rosada titulado “Día de la Plena Memoria”.
Habrá que esperar para saber si esta línea de la “batalla cultural” resuena en la sociedad civil o si los involucrados son los únicos que defenderán los actos violentos cometidos por el Estado a finales de los años 1970 y principios de los 1980.
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