Un municipio cundinamarqués ubicado a unos 90 kilómetros de Bogotá empieza a posicionarse en el panorama cafetero internacional.
Se trata de Quipiléuna localidad del Tequendama donde familias productoras mantienen prácticas tradicionales que han dado origen a un café reconocido por sus perfiles sensoriales definidos y su elaboración artesanal.
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La producción anual alcanza cerca de 7.000 kilosuna escala reducida que responde al modelo familiar y al manejo cuidadoso del cultivo. Gracias a este trabajo, compradores especializados de Asia y Europa destacan su cuerpo sedoso, su sabor equilibrado y sus notas dulces y cítricas.
Quipile, situado a unas 2 horas y 30 minutos por carretera desde la capital, combina clima templado, suelos fértiles y una tradición agrícola que ha fortalecido la calidad del grano.
Quipile mantiene tradición agrícola histórica con patrimonio cultural y naturaleza para ecoturismo. Foto:Diego BobadillaEnciso
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Producción tradicional y apoyo institucional.
Quipile integra el grupo de 69 municipios de Cundinamarca dedicados al caféun sector fundamental para más de 28.600 familias del departamento. Su ubicación entre los 900 y 2.200 metros sobre el nivel del mar favorece la producción de variedades arábicas como Típica, Caturra, Borbón y Maragogipe.
El fortalecimiento reciente se relaciona con los 29 convenios firmados entre la Gobernación y la Federación Nacional de Cafeteros, orientados a suministrar fertilizantes, asistencia técnica y programas de productividad. Estas acciones han promovido prácticas sostenibles como el cultivo bajo sombra, que contribuyen a preservar la biodiversidad y obtener matices diferenciados en el grano.
El reconocimiento del café cundinamarqués ha impulsado el turismo rural. Foto:Alcaldía de Quipile
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Café, turismo y nuevas dinámicas económicas
El reconocimiento del café cundinamarqués ha impulsado el turismo rural. Finca como La Pedregoza y haciendas como coloma Ofrecen experiencias que permiten conocer el proceso completo, desde el cultivo hasta la preparación final. A estos recorridos se suman senderos naturales y actividades sensoriales que amplían las opciones para visitantes y generan ingresos adicionales para las familias cafeteras.
Quipile complementa esta oferta con atractivos naturales como el Cerro de Monserrateun punto de referencia local asociado al ecoturismo, y con espacios tradicionales como la Iglesia de San Roqueconstruida en el siglo XIX. Las festividades en honor a San Roque y la Virgen del Carmen se reúnen a la comunidad mediante procesiones y muestras artesanales, donde se destacan productos de madera y tejidos elaborados en el municipio.
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Un territorio con historia y tradición agrícola.
El territorio estuvo habitado por los indígenas panches en la época prehispánica. El municipio fue fundado el 18 de noviembre de 1855.aunque también se registra que su población inicial se consolidó gracias a la cesión de tierras de José María Lozano en 1825. La parroquia fue creada el 23 de septiembre de 1831, con el sacerdote Pedro Aguirre como primer párroco.. Documentos locales mencionan que en julio de 1889 se denunciaron minas de esmeraldas en los cerros “La Esmeralda” y “Buenavista”.
Su geografía montañosa, a unos 1.400 metros de altitud, y la presencia de ríos y quebradas han favorecido el desarrollo de actividades agrícolas como el café, la caña de azúcar y los frutales. La ganadería y la producción de lácteos complementan la economía local.junto con pequeñas industrias y comercios. Las artesanías de madera y tejidos también forman parte de la producción regional apreciada por visitantes y compradores.
Con una oferta limitada pero caracterizada por su calidad, Quipile se consolida como un referente en la caficultura de Cundinamarca y como un destino donde es posible conocer el origen de un grano que continúa ganando espacio dentro y fuera del país.
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y un editor.
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