Ayer una noticia sacudió a Soledad y al Atlántico entero: Nilson Andrés De Arco Salcedoreconocido líder social, defensor de derechos humanos y miembro del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, falleció. El pasado 14 de noviembre, luego de luchar durante más de tres meses contra las heridas que le dejaron un atentado armado, no pudo resistir más.
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Nilson no era un nombre desconocido en los barrios populares de Soledad. Desde muy joven se vinculó a procesos comunitariosimpulsando proyectos de formación ciudadana y acompañamiento a víctimas de violencia. Quienes lo conocieron lo descrito como un hombre inquieto, apasionado por la justicia social y con una sonrisa franca que desarmaba cualquier tensión.
En su vida personal, Nilson es descrito como hijo, hermano y amigo entrañable. Amaba la música caribeña y los encuentros comunitarios donde la conversación se mezclaba con el sonido de sus raíces. Su compromiso con la defensa de los derechos humanos no era un discurso vacío, por eso se comprometía a vivirlo en cada acciónen cada denuncia, en cada acompañamiento a familias vulnerables.
Su familia y amigos se aferraron a la esperanza de que pudiera superar las heridas. Foto:redes sociales
Como miembro Comité de Solidaridad con los Presos PolíticosNilson trabajó en la documentación de casos, la visibilización de violaciones a derechos y la promoción de garantías para quienes enfrentan procesos judiciales en contextos de conflicto social. Su voz se escuchaba en foros, reuniones y redes sociales, siempre firme frente a la corrupción y la violencia que golpea a los territorios.
Ese activismo lo convirtió en un referente incómodo para algunos sectores. Según organizaciones defensoras, Nilson había denunciado riesgos y presiones antes del atentado, en medio de un panorama marcado por la presencia de grupos armados ilegales en Soledad. El 20 de julio del presente año, mientras realizaba trabajos de documentación en el barrio Los Campanos, un sicario descendió de una motocicleta y le disparó varias veces. No hubo palabras, ni intento de hurto: solo balas que truncaron una vida dedicada a la defensa de otros.
Nilson fue trasladado de urgencia a una clínica privada, donde permaneció más de tres meses en cuidados intensivos. Su familia y amigos se aferraron a la esperanza, mientras organizaciones sociales exigían garantías y justicia. Pero las heridas fueron demasiado graves. Ayer 14 de noviembre, su corazón dejó de resistir. Con él, se apagó una voz que clamaba por dignidad en medio de cualquier adversidad.
La muerte de Nilson Andrés De Arco Salcedo generó una ola de pronunciamientos en el Atlántico y más allá. Organizaciones defensoras de derechos humanos del municipio y la región, colectivos de victimasmovimientos sociales y plataformas de diversas causas expresan su rechazo y dolor por la pérdida de un líder que dedicó su vida a la justicia y la dignidad.
INDEPAZ condenó el hecho y expresó sus condolencias por el caso. Foto:redes sociales
Desde redes sociales, amigos y cercanos compartieron mensajes cargados de afecto y gratitud, evocando su sonrisa, su valentía y su capacidad para tiernos puentes en medio de la adversidad. “Nilson no se va, porque su lucha sigue en cada uno de nosotros”, escribió uno de sus compañeros, reflejando el sentimiento colectivo de quienes lo conocieron.
Violencia contra líderes sociales: una herida abierta en ColombiaLa muerte de Nilson no es un hecho aislado. Según cifras de Indepaz, 170 líderes sociales han sido asesinados en Colombia en lo que va del añouna estadística que revela la magnitud de una tragedia silenciosa.
En el Atlántico, las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo advierten sobre el riesgo para líderes comunitarios en municipios como Soledad, Malambo y Barranquilla, donde confluyen dinámicas de microtráfico, extorsión y control territorial ejercido por bandas criminales y estructuras armadas como el Clan del Golfo, Los Costeños, Los Pepes y otras organizaciones.
La región Caribe es un escenario de disputas violentas que ponen en la mira a quienes defienden los derechos humanos. Las amenazas, los atentados y los asesinatos se han convertido en un patrón que erosiona la democracia y siembra miedo en las comunidades.
Nilson era egresado de la Universidad del Atlántico. Foto:redes sociales
A nivel nacional, el panorama no es menos sombrío. Desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, más de 1.600 líderes sociales han sido asesinadossegún organizaciones independientes. Las causas son múltiples: economías ilegales, ausencia estatal, corrupción y la persistencia de actores armados que ven en la voz crítica un obstáculo para sus intereses.
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Cada muerte es un golpe a la esperanza de construir un país más justo. Nilson Andrés De Arco Salcedo se suma a esa lista dolorosa, pero su legado permanece como un llamado urgente a proteger la vida de quienes protegen la vida de los demás.
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