Foto: AFPLas últimas semanas nos han dado indicios de que la encuestología no es una ciencia exacta, sino que es una metodología bastante refinada para medir estados de opinión pública que, por su propia naturaleza, suelen ser cambiantes.
En efecto, el 26 de octubre, contra todos los pronósticos, el novísimo partido político La Libertad Avanza (LLA) del presidente Javier Milei de Argentina se adjudicó un rotundo triunfo en casi todo el país en las elecciones legislativas que marcan el medio término del presente período constitucional que vencerá en 2027.
El otro evento que arrojó una buena dosis de sorpresa es la elección del demócrata Zohran Mamdani como próximo alcalde nada menos que de la ciudad de Nueva York.
Bueno es decir que ambas elecciones se llevaron a cabo en sendos ambientes plenamente democráticos sin que nadie haya hecho impugnación alguna.
En Argentina el partido oficialista La Libertad Avanza acababa de sufrir una humillante derrota en las elecciones del 26 de septiembre para la legislatura de la provincia de Buenos Aires (que no incluye a la ciudad homónima). En dicho evento las listas presentadas por la gente de Milei resultaron vencidas por el aplastante diferencial de catorce puntos porcentuales, lo cual hizo suponer que se estaba frente a un rechazo general de la política económica y el posible regreso del peronismo.
Cierto es que ese evento fue únicamente de ámbito provincial, no nacional, pero ambas tendencias, oficialismo y peronismo (denominado Alianza por la Patria para la ocasión), lo abordaron como un plebiscito que aprobaría o reprobaría la gestión de los primeros dos años del gobierno de Milei. Ello sería muy representativo hoy que la provincia de Buenos Aires concentra un tercio del padrón nacional de voto y genera más del 40% del PIB del país, por lo cual el resultado de esa elección sería de crucial importancia para los comicios del 26 de octubre, que sí fueron nacionales y en los que se eligieron diputados y senadores para integrar el Congreso Nacional en el que consenso actualmente el oficialismo cuenta con un muy reducido número de legisladores que lo obliga a costosas transacciones para poder lograr para la aprobación de las leyes que el Ejecutivo necesita.
Ello es tan visible que en ocasiones el peronismo, junto con otros grupos, han llegado a sancionar leyes que crean gastos para los que no existen los fondos y además son contrarios a la política de “déficit cero” que es el centro de toda la propuesta económica de Milei que hasta ahora viene teniendo éxito.
Es el caso que en ese ambiente de tan reciente derrota local se escenifica la elección nacional de la que resultará el nuevo Poder Legislativo, de cuya composición dependerá la posibilidad de que el gobierno cuente con el apoyo que precisa.
Para sorpresa general los resultados, que se computan para cada provincia por que lo que se elige son los diputados y senadores al Congreso de la Nación, dieron un rotundo triunfo al oficialismo en casi todas las provincias con lo cual tendrá mucha mayor posibilidad de lograr los consensos que el Ejecutivo necesita convertir en leyes para adelantar su programa de gobierno. Asimismo, en el nuevo Congreso el oficialismo contará con un número de legisladores que mejorarán la gobernanza. Ello a su vez dará cumplimiento a la condición impuesta por Trump, a través de su secretario del Tesoro, el Sr. Bessent, para desembolsar el casi limitado paquete de rescate económico prometido por Washington.
Así las cosas, Argentina se convierte en un importante aliado de Estados Unidos para garantizar la estabilidad regional.
El segundo episodio en comentario es la elección del día 4 de noviembre en la que un desconocido, Zohran Mamdani, joven carismático, militante del ala más “progresista” del Partido Demócrata, quien además profesa la fe islámica, se haya podido imponer en la ciudad que concentra el mayor número de judíos del mundo.
El análisis de los resultados por distrito revela que Mamdani ganó en todos ellos menos en Manhattan, donde predominaron los votantes blancos con buen nivel económico. Tampoco ganó en el distrito de Staten Island. En todos los demás distritos la diferencia fue apreciable al superar por más de 9 puntos a su más inmediato contendiente (el exgobernador republicano Mario Cuomo).
No es extraño que el Partido Demócrata se imponga en Nueva York, pero sí lo es que con el número sustancial de judíos votados que allí habitan la victoria fuera para un islámico. Se comenta que el voto juvenil pudo haber sido determinante.
Lo preocupante es que a poco de conocerse los resultados los musulmanes salieron a festejar y realizar sus oraciones en las calles, incluida la icónica Times Square, lo que provocó inconvenientes al tránsito y demostraciones de intolerancia que, si bien ya son comunes en Europa, no eran conocidas en Estados Unidos. Ello ha causado preocupación.
Toca ahora a Mamdani demostrar que quien ganó la elección fue su partido y su promesa electoral y no su religión. Vistas las primeras reacciones parece que ese equilibrio no será fácil, tanto más cuando Mamdani además ha hechos promesas populistas (tipo Chávez) cuyo cumplimiento será difícil si no imposible (transporte gratis, alquileres regulados, subsidios, etc.)
Además se ha desatado una guerra de declaraciones en las que Trump afirma que “el comunismo llegó a Nueva York”, mientras que Mamdani presenta un discurso casi confrontacional con el presidente que no parece llevar a buen puerto.
En todo caso, el número mayor de 1 millón de votos que obtuvo Mamdani no se corresponde con el número mucho menor de islámicos que habitan en Nueva York sino que provienen de un amplio espectro en el que el voto juvenil parece haber tenido un papel decisivo.
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