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Charles Thiéfaine para M Le magazine du Monde M le mag Irak Irak Por Iris Lambert
Publicado hoy a las 05h00 Artículo reservado aux abonnés
ReportajeNé sur les réseaux sociaux, el colectivo Bagdad Skate Girls reúne a los jóvenes deportistas que sillonnent les rues et les parcs de la capitale irakienne sur leurs planches. Una façon, non sans risques, de revendiquer su presencia en el espacio público mientras que el derecho de las mujeres podría volver a reculer en Irak à la suite des législatives du 11 de noviembre.
Sur a piste bétonnée, le claquement sec de la planche signale la figure réussie. Sin respeto por los chicos affalés en los sitios de una tribuna plantada en la misma tierra, Dania Al-Moussawi, de 24 años, remonte sobre su patineta, se lanza con un golpe de pie indiferente y se desliza hacia la rampa o el asistente de tres pequeñas niñas harnachées de protegidas de tibias. Todo autour, un campeón de rosas vestido con una muralla verde y húmeda, étouffant le vacarme des klaxons échappé des artères encombrées de Bagdad.
Au loin, les bulbes turquesa du Monument aux martyrs, impresionante vestigio de la guerra contra Irán menée par la dictature baasiste dans la décennie 1980, centelleante dans la lumière dorée du crépuscule. Quelques soldats à l’épaule lestée d’une kalachnikov, postés le long des murs de fortification, surveillent d’un œil morne les agitations à l’entrée du skatepark. « Pour moi, cet endroit, c’est une Irak miniatura, lanza Dania Al-Moussawi. On y voit plus d’hommes que de femmes, mais nous, on est là et on compte bien revendiquer notre place ! »
Voilà près d’un an que Dania Al-Moussawi et ses amies arpentent les rues de la capitale irakienne juchées sur des skateboards. Reunidos bajo la bannière des Chicas patinadoras de Bagdad, ellas Défient les habitudes et les respect des passants. Seis años después del movimiento de protesta de Tichrine, que coûté la vie à près de 600 manifestantes movilizados contra la corrupción de las élites y alentó una generación entera de batalla le pavé, este grupo de niñas encarna una forma discreta de reconquista del espacio público.
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