Las películas de Carlos Daniel Alvarado suelen estar repletas de mucho color. Venite pa’ Maracaibosu homenaje a la capital zuliana, el teatro y la televisión, es una explosión de pinceladas bajo el sol de una ciudad que, si bien es caraqueño, ama por la relación que tiene con ella desde su niñez y porque su padre, el actor Daniel Alvarado, fallecido hace ya cinco años, nació allí el 12 de agosto de 1949.
Su siguiente película, Un viaje de películaque se estrena este jueves en salas comerciales, es también un homenaje lleno de color ahora a todo el país y, a su vez, al cine, un oficio al que ha estado siempre vinculado tanto por influencia de su padre como de su madre, la actriz Carmen Julia Álvarez. A ella, confiesa el director, suele rendirle tributo con sus producciones porque, al igual que el intérprete, se ha decantado por un humor inteligente que le llega a toda la familia, evitando las malas palabras o la violencia.
Un viaje de película cuenta la historia de cuatro amigos cineastas, Víctor (José Ramón Barreto), Pablo (Jhon Guitian), Laura (Karla Vieira) y David (Mario Becerra), que deben presentarle un documental a un exigente y egocéntrico profesor de cine (Mario Sudano). Tras darle muchas vueltas al asunto, se enteran de que la famosa actriz Claudia Villanueva (Adriana Marval), que tiene muchos años viviendo en Colombia, hará una gira por Venezuela para promocionar un producto y reencontrarse con su país; entonces se les ocurre seguirla y aprovechar para grabar algunos de los paisajes emblemáticos en los que estarán, y así Pablo, que está enamorado de Claudia, podrá cumplir su sueño de conocerla.
La película se convertirá en una exploración de estos cuatro jóvenes de su propio país mientras intentan dar con Villanueva, que estará en localidades como Caracas, Margarita, Maracaibo, Mérida o Los Roques, de modo que se trata de un acercamiento del espectador a la belleza de los paisajes venezolanos. Además se utilizan particularidades de los dialectos nacionales para jugar con el humor, como una escena en la que Víctor, estando en el Zulia, expresa la frase “¡ah, la vergación!” y un marabino que acaba de conocer, molesto, le advierte que “vergación” debe decirse sin acompañantes y con énfasis. El joven cineasta se corrige para felicidad de su interlocutor.
“En mi ópera prima hice un homenaje muy bello a Maracaibo, al teatro y la televisión. Entonces pensé por qué no le hacía un homenaje a Venezuela y al cine. Bajo esa premisa abordamos el guion de Un viaje de película. Viene de la necesidad artística de uno como realizador de rendirle un pequeño homenaje a Venezuela, porque, como decimos en la película, Venezuela es tan hermosa y grande que no cabe en una sola película”, dijo el director, que espera producir una tercera película de comedia para cerrar una trilogía, pero que también tiene interés por el drama.
Parte de la inspiración de Alvarado viene de sus padres actores | Un viaje de película”Quisiera hacer drama. Creo que necesito cerrar con una tercera película, esto es parte de una trilogía y me gustaría una tercera comedia en la que sus formas sean un poco más desfachatadas, un poco más locas, más irreverentes. Y ya cerrar mi capítulo con la comedia. Sin decir que las demás películas no tendrán comedia”, indicó.
Realizada con el apoyo del Fondo de Responsabilidad Social de Conatel —un fondo que, detalla la página web de la institución, tiene como destino, entre otros, el desarrollo y fomento de la producción nacional—, Alvarado tiene proyectado distribuir Un viaje de película, Además de Venezuela, en otros países, llevarla a festivales y luego a una plataforma de streaming que por ahora no puede revelar (Venite pa’ Maracaibo está en Amazon Prime).
Recomendó a los cineastas acercarse al Fondo de Responsabilidad Social pues, aseguró, ofrece atención y asesoría de manera directa: “Es una herramienta cercana al productor audiovisual. Es importante agradecer a la empresa privada, que hizo posible poder grabar en ciertas locaciones. A nosotros nos ayudó muchísimo en Canaima Ara Merú, en Los Roques nos apoyó la posada, nos apoyaron en Mérida los operadores turísticos, las diversas instituciones nos apoyaron en ese sentido, de manera directa”.
Abiertamente de izquierda y cristiano, Alvarado es un defensor del legado de Simón Bolívar, del fallecido presidente Hugo Chávez y de Nicolás Maduro. Subrayó que no lo dice de un modo discursivo, tampoco es una postura, su convicción es genuina. Ha recibido, dijo, el menosprecio de algunas personas que le han dicho que no tiene talento, pero él recuerda que, por ejemplo, estuvo cinco años con el guion de Venite pa’ Maracaibo bajo el brazo sin conseguir apoyos.
“Ahí están las piezas, ahí está Venite pa’ Maracaibocon 18 premios internacionales, ganamos en el Festival de Cine de Nueva York, un festival importante, en el British International Film Festival, siendo una película de comedia. Algo muy duro de hacer. Ya está en plataformas internacionales. La gente minimiza esos logros, los menosprecia”, manifestó.
El director tiene esperanza de que los venezolanos se acerquen más a las salas | Un viaje de películaActualmente está trabajando en la película del director Edgar Rocca. otro hombreun drama en homenaje al dramaturgo larense Gilberto Agüero, el cual, afirmó, es una película necesaria para el cine nacional y en el que, aunque funge como productor, se ha involucrado muchísimo. Asimismo se encuentra involucrado en una coproducción abierta con Italia, firmada en el Marché du Film de Cannes, prevista para el año que viene y tiene varios guiones que espera llevar a la pantalla, entre ellos uno de su padre sobre el que en el futuro habrá noticias.
—¿Por qué se decanta por paisajes venezolanos como Caracas, Maracaibo, Los Roques o Margarita?
—Como director siempre te toca tomar decisiones. Venezuela tiene muchos lugares hermosos. Hubiésemos hecho una película de cinco horas si tratábamos de condensar todo lo que es Venezuela. Yo soy caraqueño, nací en la pata del Ávila y creo que necesitaba, artísticamente, que estuviera Caracas. A Maracaibo me une mi padre, mi niñez, no podía faltar. Luego vino la necesidad artística de Margarita. Mi esposa es margariteña, viví cuatro años allá, tengo una hija margariteña, y el potencial turístico de la isla es espectacular. No podía faltar. Después vienen otras decisiones. Mérida parte de la necesidad artística de que es la ciudad de las artes, del cine venezolano. Si estos son cineastas cómo no llevarás a Mérida. Después están Los Roques, un breve pasaje, porque su potencial turístico es increíble. Para cerrar la película, que es como un bonustrack, por supuesto Canaima, el Salto Ángel, que incluso es un homenaje a películas como El mundo perdido y un breve homenaje turístico, para que la gente diga que todas esas cosas distintas son Venezuela.
— ¿Qué cosas de Venezuela quería homenajear?
—En esta película, Caracas tiene su propio color. Maracaibo tiene su color. Mérida el suyo. Con la fotografía se va paseando por distintos colores y nos deja varios matices sin convertirse en algo ruidoso a nivel visual, sino que genera una misma paleta de colores. Una ciudad o un escenario no están divorciados del otro a nivel fotográfico. Igual en la música. Allí tomamos la decisión de que Caracas fuera un pop urbano, en Maracaibo la gaita está en forma de parranda, en Mérida tenemos un joropo andino… En los pasajes musicales pareciera que escuchas la misma música pero no es así, sino que se engloba en una sola pieza. Luego está la gastronomía que entre los muchachos parece que está allí, pero no está. En Caracas comen muchos tequeños, hay un momento en que comen pabellón, pero no es que dicen “¡oh, me estoy comiendo un pabellón!”. Es que está ahí presente. Esas cosas van enriqueciendo la pieza, le dan identidad y sentido de pertenencia. Eso es lo que quisimos lograr.
— ¿Cómo fue el casting?
—José Ramón es un niño prodigio que actúa desde los 12 o 13 años. La primera novela seria en la que apareció la hizo con mi papá, me une a él una amistad de años. Tuve la oportunidad de hacer televisión y teatro con él. Siempre quedamos en contacto, con la necesidad de encontrarnos y trabajar juntos. Recuerdo que le escribí un mensaje diciéndole que quería que protagonizara mi próxima película. Él es un actor probado en todas las áreas. No hay que hacerle casting. Es un chamo espectacular en comedia. Ya sabíamos que su personaje sería Víctor. Luego está Jhon Guitian, con quien también actué en las tablas y la televisión, sabía que me podía dar cosas a través de la comedia, porque es muy bueno. Luego viene Karla Vieira, una extraordinaria actriz. Una cama de teatro. Un profesional que te puede dar muchos matices. Es el único personaje que hace el arco emocional en toda la película. Necesitábamos que fuera una actriz que, si bien está haciendo comedia, pudiera ser potente en ciertos momentos. Mario Becerra es un chamo de teatro para un personaje súper difícil, a veces los secundarios son los más difíciles, él estuvo extraordinario. Luego incorporamos a Vicente Peña, un tipo probado en todos los lotes. Necesitábamos un gay sin caer en la caricatura, la burla, el chiste fácil, sino hacerlo con altura y le aportara frescura a la pieza. En cuanto a Pedro Durán, esta es su película número 50. Me une a él toda mi carrera, lo conozco desde que nací, tuvo una gran amistad con mi papá y mi mamá. Tener a Pedro Durán es un regalo de Dios. Mario Sudano es el profesor de crítica cinematográfica, un guiño a los críticos. Es un chiste hecho con el mayor amor del mundo, con la mejor buena vibra.
—En el filme también ofrece distintas visiones de lo que es ser un cineasta venezolano. Por ejemplo, las ganas de destacarse estando aquí de Laura o la disciplina de David. ¿Se identifica con alguno de ellos?
—Sí, por supuesto. Hay muchas verdades de nosotros, muchos de los sacrificios a los que nos enfrentamos los cineastas venezolanos o los chamos que se están graduando de cine y quieren retratar su país o seguir haciendo cine con sus compañeros. Algunos dicen que en Venezuela no hay futuro, que no se puede hacer cine y de repente se quedan y hacen grandes carreras. Tengo grandes colegas que han hecho carreras importantes, como mi director de fotografía o mi asistente de dirección. Mi guión es ganador de premios internacionales. Son decisiones de vida que están bien, sea cual sea. Esa realidad está plasmada. Está Laura, que se encuentra en una presión emocional, y David, un chamo que está seguro de que será documentalista. Creo que los cuatro saben lo que quieren. Hay muchos de ellos en los que participamos en la película.
Jhon Guitián y José Ramón Barreto | Un viaje de película—El profesor, además de crítico de cine, es bastante particular, egocéntrico, una representación de ese tipo de crítico, o incluso de cineasta, que en todo ven algo malo. ¿Es una manera suya de responderles, a modo de juego, a algunos críticos?
—Creo que ellos consideran que pueden tocar a todo el mundo mientras se consideran a sí mismos intocables. Ese personaje es hecho como una manera de que se vean reflejados en la pantalla. Es un personaje que se redime. Porque si bien es negativo, negativo y negativo, al final termina viendo una pieza y concluye que el cine venezolano sí tiene futuro. ¡Claro que tiene futuro! No por nuestra película. Lo ha tenido siempre. Lo que pasa es que muchas veces estos críticos pierden la responsabilidad histórica de generar esperanza. Eso es importante en los alumnos, en las nuevas generaciones: no olvidar que se están formando y que tienen que sembrar un granito de esperanza en cada uno de ellos. Pero sí, lo hicimos con todo propósito. Nos reímos, gozamos, en buena tapa. El que se ve reflejado chévere, y el que no, también.
—Hace también un homenaje al cine por medio de estos cuatro jóvenes. ¿Por qué optó específicamente por estos personajes que tienen que estudiar y quieren salir adelante?
—Esto es una comedia romántica, pero los personajes son de sitcom, es decir, no se transforman porque si no dejarían de ser. Por ejemplo, en La teoría del Big Bang Sheldon no puede cambiar. Si cambia, la serie deja de existir. es Amigossi Rachel cambia dejaría de existir la serie. Estos personajes no se transforman, no cambian. Pasan por situaciones dramáticas, pero no cambian. La que hace el arco emocional, y que sí es transformada, es Laura, lo cual está muy arraigado en mi homenaje a Venezuela. Porque yo siento que Venezuela es una mujer. Y esto es un homenaje a la mujer venezolana, te lo comento y me emociono. Siento que Venezuela es una mujer. Claudia Villanueva también es una mujer. Cuando ella aparece suena el “Alma llanera”. Es una apariencia y un homenaje a la mujer. ¿Por qué cuatro estudiantes? Porque es la figura de la sitcom: siempre habrá cuatro o cinco personajes para que obtengas esa comedia que aquí es llevada a un lenguaje cinematográfico. Venite pa’ Maracaibo tiene mucho de eso. Porque yo me formé con mi mamá y mi papá, hice mucho teatro infantil, hice mucho teatro, y es mi estilo de contar historias en la comedia.
— ¿Qué significa para usted un personaje como el de Claudia Villanueva, tomando en cuenta que es alguien que regresa a su país para reconectar con él gracias a un proyecto, algo que le ha pasado a otros artistas que han regresado tras años siendo migrantes?
—A nivel argumentativo es la excusa perfecta para generar el conflicto que necesitamos de cada uno de los viajes. Y Claudia Villanueva se transforma en las veces de Venezuela. Para mí Claudia Villanueva es Venezuela. Fíjate que ella se moviliza ya veces no la vemos pero está. De repente se transforma en paisaje. De repente se transforma en un autobús. Siento que es algo que pasa mucho, no solo en Venezuela. De repente puedes ver a una Sofía Vergara yendo a Colombia a presentar un producto oa una Penélope Cruz yendo a España a presentar un producto. Hemos visto muchas actrices venezolanas, actores y músicos que vienen, teniendo su vida en otros países, y visitan el país a presentar un producto o por cualquier excusa de la vida. Para mí, y eso es algo importante, Claudia Villanueva es Venezuela, y Laura también es Venezuela.
Karla Vieira interpreta a Laura | Un viaje de película—Se espera que la película se transmita en Amazon Prime como Venite pa’ Maracaibo?
—Esta película está pensada para streaming. En televisión se ve espectacular. Ya nosotros estuvimos en el Marché du Film de Cannes y la mostramos con una receptividad increíble, hicimos muchos contactos. Uno de los grandes triunfos que nos trajimos del Marché es que vendimos Venite pa’ Maracaibo para Amazon Prime y también cerramos acuerdo en Venecia, en la sección Venice Production Bridge, para que Un viaje de película esté en streaming. En su momento indicaremos la plataforma. También consideramos que es una película bella que debe ser expuesta en festivales.
Se espera que la película se distribuya en streaming | Un viaje de película—Antes de Un viaje de película hacia Venite pa’ Maracaibotambién una comedia que refleja la idiosincrasia del zuliano. ¿Es importante para usted mostrar los colores y características de la venezolanidad?
-Si. Yo le voy a las Águilas del Zulia, viajo a Maracaibo desde que nací, fui bautizado en la Iglesia de La Chinita. Una de las cosas que más me impacta de esa ciudad es su color. Sus colores, sus amarillos, sus naranjas, sus azules. Siempre he visto a Maracaibo con mucho color: eso se tradujo en mí en generar una estética cinematográfica. Hay cosas que no me gustan en lo cinematográfico y lo hablo con mis directores de fotografía. Esa especie de lavado cinematográfico que la gente hace y jura que ya eso es cine. He ido, junto con mis directores de fotografía y mi directora de arte, Pamela Retamoza, generando una estética que es personal porque al final estamos haciendo una ficción muy colorida, de colores potentes. Cuando ves Caracas es Un viaje de película, las ves verdes. Los azules de Los Roques y Margarita son distintos. El tono un poco grisáceo de Mérida es distinto. Son cosas conscientes.
—Esta es una película que también recibió financiamiento de Conatel. ¿Cómo es su relación con las instituciones del Estado? ¿Qué tal es trabajar con ellas?
—Siempre digo, porque además no soy solo yo, que invita a los productores nacionales independientes a acercarse al Fondo de Responsabilidad Social. Porque te atienden directamente. No es que esté dando discurso, no, no. Tengo compañeros que han ido, han presentado sus proyectos, los evalúan a nivel jurídico – legal y te ayudan a presentar el presupuesto. No es algo intocable, con una burocracia, no. Son muy expeditos, correctos. Y es una herramienta que está ahí. De hecho, una productora que es parte de mi equipo ya había hecho una pieza en el Fondo de Responsabilidad Social, por casualidad de la vida. El fondo es una herramienta cercana al productor audiovisual y está ahí. Es importante agradecer a la empresa privada, que hizo posible poder grabar en ciertas ubicaciones. A nosotros nos apoyó muchísimo en Canaima Ara Merú, en Los Roques nos apoyó la posada, nos apoyaron en Mérida los operadores turísticos, las diversas instituciones nos apoyaron en ese sentido. Tenemos casi 15 patrocinadores.
Mario Becerra como David | Un viaje de película—¿Y se ha sentido siempre en libertad creativa?
—Totalmente, me siento cómodo. Siento que hice la película que quise. Lo peor que le puede pasar a un cineasta es acostarse a dormir y decir que tiene un plano que no quería, un parlamento indeseado. Eso a nivel artístico te puede perturbar toda la vida. Siento que mis también películas son un homenaje a mi mamá, que tiene una forma de hacer teatro muy sano, sin groserías, sin buscar el chiste fácil, ella busca un humor inteligente, para toda la familia. Esa es mi forma de hacer arte.
—Usted se ha mostrado abiertamente un favor del gobierno. ¿Siente que eso ha afectado en algún momento su carrera?
—Yo soy de izquierda. Considera la lucha, porque es una lucha diaria, cristiana, revolucionaria, como parte de mi vida, y agradezco tu pregunta en estos momentos. Yo creo en Bolívar y en Jesucristo. Creo en el legado del padre de la patria, Bolívar, creo en Chávez, creo en el presidente Nicolás Maduro. No es un discurso. Es algo genuino. Existe el menosprecio de las personas que piensan que no tienes talento, claro que sí. O por envidia también. No saben que estuve cinco años con mi guion de Venite pa’ Maracaibo bajo el brazo para conseguir que se realice. Eso no lo dicen. Solo ven la película. La gente no sabe todos los sacrificios detrás de Un viaje de películadonde sí recibimos apoyo del presidente pero hubo otras entidades que no nos apoyaron. A lo mejor alguien piensa que cuento con todo el apoyo ya lo mejor eso no es así. Siempre existe el menosprecio ante que cada persona piense libremente. Al final, siempre gana el arte. Siempre gana el amor. José Ignacio Cabrujas dijo que el éxito no se discute. Ahí están las piezas, ahí está Venite pa’ Maracaibocon 18 premios internacionales, ganamos en el Festival de Cine de Nueva York, un festival importante, en el British International Film Festival, siendo una película de comedia. Algo muy duro de hacer. Ya está en plataformas internacionales. La gente minimiza esos logros, los menosprecia. Estoy seguro de que Un viaje de película nos darán alegrías. Pero yo ideológicamente sé quién soy. Soy un hombre de 40 años. No soy un muchacho. Me siento orgulloso. Esto es delicado porque a veces uno tiene que tener tino. Sé que a nivel editorial es complejo, pero agradezco la pregunta y creo que en este momento histórico tenemos que ser valientes al decir “soy gran amigo de fulano de tal, que es opositor”, “o soy gran amigo de fulano de tal, que es chavista”. Creo que estamos llamados a ser valientes y decir que nos amamos. Tenemos que ser valientes y decir que nos abrazamos. Porque también va de eso la película: de abrazarnos los venezolanos a pesar de las diferencias que podamos tener, que siempre las vamos a tener, religiosas o políticas.
—¿Se siente cómodo en la comedia? ¿Le gustaría seguir trabajando este género o ha pensado en otro?
—Quisiera hacer drama. Creo que necesito cerrar con una tercera película, esto es parte de una trilogía y me gustaría una tercera comedia en la que sus formas sean un poco más desfachatadas, un poco más locas, más irreverentes. Y ya cerrar mi capítulo con la comedia. Sin decir que las demás películas no tendrán comedia. Ya eso sería por la necesidad artística. Creo que a nivel dramático tengo esa necesidad, tengo varios guiones ya. Y creo que eventualmente iré hacia ese rumbo.
Mario Sudano protagonizó la ópera primera de Alvarado y aparece en su segunda película | Un viaje de película—A su juicio, ¿cómo se encuentra el cine venezolano actualmente tanto en cantidad de producciones como en calidad?
—Los directores y productores de cine venezolano luchamos contra muchas cosas. Luchamos contra el hecho de que te aprueben o no un presupuesto, las ganas, las formas. Es difícil llevar una pieza a la pantalla. Primero preproducirla, producirla, posproducirla, y luego estrenarla es un mega esfuerzo. La gente no tiene idea de eso. En el cine venezolano creo que lo primero es verlo, que nos vemos en pantalla. Sí considero que hay películas que podrían estar mejor elaboradas, con mucho respeto lo digo. Debemos categorizar, que si una pieza es triple A o es doble A o si es A. Que nos sentimos cómodos. Que tomemos en cuenta si una pieza es de menor presupuesto. Y no todo puede ser cine venezolano. No cualquier cosa que hagamos es cine. El cine es muy sacrificado. Se hace con mucho amor. Con respeto. Hay grandes profesionales del cine venezolano y creo que por ahí hay una reflexión que debemos hacer. El primer reto en la actualidad del cine venezolano es que el venezolano se reencuentre consigo mismo en la pantalla. Porque la realidad es que el venezolano se alejó de las pantallas. Si Venite pa’ Maracaibo y Un viaje de película pueden sumar un grano de arena para que nos reencontremos, pues gloria a Dios. Debemos reencontrarnos en pantalla para que surjan nuevas propuestas, en drama, cine policial, cine de género, terror, comedia. La diversidad es necesaria en nuestro cine. No a todos les gustan las mismas películas que a otros. Es necesario que los chamos hagan películas. Ese es mi reto personal como productor: que la gente haga películas. Porque, si no, pasan los años y quedan vacíos históricos en los que no quedamos reflejados en nuestra cinematografía.
Vicente Peña como Coco | Un viaje de película