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Monday, December 22, 2025
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    Javier Milei superestrella

    En mayo, el gobierno de Javier Milei exudaba alegría por su inesperada victoria en las elecciones locales de la Ciudad de Buenos Aires. En septiembre, exudaba desesperación tras una derrota inesperadamente grande en las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires. Ahora, parece que el mundo Milei ha vuelto a la cima del mundo después de obtener una contundente victoria en las elecciones intermedias a nivel nacional.

    La moraleja es que la política es cada vez más impredecible, que nada dura para siempre y que el cambio ocurre de la noche a la mañana. Todos los actores políticos deberían tener esto en cuenta. Pero por ahora los argentinos le han dado a Milei una vida nueva y más poderosa, que tendrá que usar sabiamente para hacer que su joven gobierno madure hasta convertirse en una vida adulta.

    Como se discutió aquí la semana pasada, cuando los argentinos se despertaron la mañana después de las elecciones, las virtudes y los males del país todavía están presentes. La magnitud de esos problemas, sin embargo, es relativa a la capacidad para solucionarlos y el resultado de las elecciones, dadas las expectativas negativas que se habían acumulado en el período previo a la votación, le da al gobierno más herramientas para encontrar sus soluciones.

    En la hoja de ruta del gobierno, octubre estaba destinado desde el principio a ser un punto de inflexión hacia un ciclo político y económico virtuoso. Esa noción quedó en duda debido a una serie de errores no forzados que surgieron desde dentro de la Casa Rosada: luchar contra aliados potenciales, gastar excesivamente las reservas del Banco Central para mantener un peso sobrevaluado y al menos tres grandes escándalos de corrupción. El gobierno de Milei se arrinconó y los argentinos decidieron sacarlo de allí.

    Ahora que tiene mejores cartas, Milei necesita jugarlas bien, lo que significa no exagerarlas. Su gobierno viene a toda velocidad desde diciembre de 2023; ahora que ha cruzado la línea de meta de mitad de período, debería pasar al modo maratón.

    Ganar las elecciones salvó a la administración de hacer correcciones inmediatas y desesperadas desde una posición de debilidad, pero no la salva de hacer cambios completos. Al principio, Milei pareció entender esto. Su discurso de victoria fue moderado y abrió la puerta al diálogo con los miembros moderados de la oposición que necesitará para aprobar las reformas que ha prometido y que los inversores esperan. Su equipo –ligeramente desorganizado dadas las luchas internas por el poder y las luchas por puestos en una próxima reorganización del Gabinete– está convocando a los gobernadores para iniciar las conversaciones.

    Aun así, Milei enfrenta dos riesgos. El primero es el exceso de confianza, que podría conducir al segundo riesgo, la procrastinación. De las muchas interpretaciones de por qué más del 40 por ciento de los argentinos votaron por sus candidatos (muchos de ellos poco conocidos) una muy plausible es que Milei seguía siendo la opción menos mala. Esto ejerce más presión sobre el gobierno para que cumpla en la segunda mitad del mandato de Milei. Entrega significa obtener mejores resultados económicos.

    Si bien la mayoría de las encuestas mostraron que este año la inflación salió del primer lugar de la lista de preocupaciones del público, algunos problemas duraderos como el aumento del desempleo o el incipiente estancamiento económico no fueron suficientes para hacer que los votantes volvieran al otro lado de la oferta electoral, ya que esta última todavía evoca recuerdos de una inflación súper alta. Esto significa que Milei, incluso cuando su gobierno llegó a las elecciones con los índices de aprobación más bajos desde que asumió la presidencia, aún no ha llegado al punto de inflexión en el que el público votará en su contra, independientemente de a quién se enfrente.

    Paradójicamente, dado que es economista, el área donde enfrenta mayor riesgo es la economía. Una cierta terquedad que cree que podría conseguirle un Premio Nobel le ha puesto ya en un par de ocasiones al borde del colapso. Evitar la tentación de seguir un camino que ha demostrado ser insostenible será difícil para un presidente que puede argumentar que ganó la primera mitad de un partido que muchos le dijeron que perdería. Resolver el enigma cambiario para que el país comience a acumular reservas en lugar de desperdiciarlas es una medida contraintuitiva que el Presidente y su equipo económico tendrán que tomar (si no mañana, en algún momento de los próximos meses).

    La orientación del expresidente Mauricio Macri, quien en sus elecciones de mitad de período de 2017 obtuvo una victoria arrolladora como la de Milei este año, podría serle útil al actual jefe de Estado y ayudar a disipar estos temores. Macri pasó de la alegría a la tristeza en tan sólo unos meses, y una economía pobre bloqueó su reelección. Milei ahora tiene un camino claro hacia la reelección en 2027, ya que la oposición no sólo está dividida sino que implosiona, rascándose la cabeza por lo sucedido. Sigue sin líder. El futuro, más que nunca, es exclusivo de Milei para ganar o perder.

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