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Wednesday, December 24, 2025
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    La ciénaga invisible del Atlántico: el ecosistema costero que el abandono, la hipersalinidad y las aguas residuales están acabando para siempre

    Por momentos, la Ciénaga de los Manatíes parece no existir. Oculta tras cabañas, clubes y construcciones que se adueñaron de sus orillas, este humedal costero del norte del Atlántico ha ido perdiendo visibilidad física, ecológica y política. No tiene mucho acceso público, no tiene comunidad que la defensa, y cada vez tiene menos agua dulce, menos manglar y menos vida.

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    Pero está ahí. Silenciosa, degradadohipersalinizada. Y si no se actúa pronto, podría desaparecer como ya ocurrió con la Ciénaga de Balboa, dejando a Barranquilla y puerto colombia expuestos a la erosión costera, la pérdida de biodiversidad y para luego pagar el costo de obras civiles que intentan reparar lo que la naturaleza ya hacía gratis.

    Un ecosistema que se seca por dentro.La Ciénaga de los Manatíes está ubicada entre Punta Roca y la Ciénaga de Mallorquínen la franja costera del norte del Atlántico. Es una laguna costera de baja profundidad, alimentada históricamente por el arroyo León y conectada de forma intermitente con el mar Caribe. Su equilibrio dependía de una estuarina dinámica: entradas de agua dulce en época de lluvias, pulsos de agua salada en temporada seca, y un bosque de manglar que regulaba la salinidad, protegía la costa y servía de refugio para peces, crustáceos y aves.

    Esta ciénaga se caracterizaba por tener conexiones temporales con el mar y corrientes de agua dulce. Foto:CRA

    Ese equilibrio se rompió. Según el profesor Nelson Rangel Buitragoexperto en ecosistemas costeros de la Universidad del Atlántico, la desconexión del arroyo León transformó el sistema de estuarino en laguna costera, elevó la salinidad, aceleró la muerte del manglar y degradó la calidad del hábitat. “La pérdida del vínculo con el arroyo León, sumada a obras costeras y presiones antrópicas, ha precipitado el colapso funcional del humedal.”, advierte.

    Un análisis multitemporal realizado por la Corporación Regional Autónoma del Atlántico (CRA) entre 2004 y 2025 muestra el retroceso de la línea de costa, la obstrucción de los box culverts que deberían permitir el flujo de agua dulce, y la Urbana sobre zonas antes cubiertas por expansión.. En 2016, las imágenes satelitales mostraron tonos rojos intensos: vegetación densa y saludable. En 2025, el espejo de agua aumentó, pero el manglar desapareció.y la coloración más clara indica intrusión marina y pérdida de profundidad.

    Contaminación y colmatación: el doble golpeLa ciénaga no solo dejó de recibir agua dulce. Ahora recibe aguas residuales. el medico Iván Martín León Lunaoceanógrafo y geólogo de costas, explica que el arroyo León fue intervenido con obras civiles que profundizaron su canal, impidiendo que inunde las zonas adyacentes que alimentaban la ciénaga. “Ese canal ya no transporta solo agua lluvia, también lleva aguas residuales del suroccidente de Barranquilla”, señala.

    Desde 2023, se han reportado dos mortandades de peces a causa de residuos arrastrados a la ciénaga. Foto:CRA

    La consecuencia es una colmatación acelerada: el sedimento se acumula, la profundidad se pierde y el espejo de agua se reduce. “Si la laguna se colmata, desaparece como tal. Y entonces el oleaje del mar Caribe va a golpear directamente las orillas donde están instaladas esas cabañas. El mar se puede tragar eso”, advierte el experto.

    Ademásla contaminación orgánica altera las comunidades bentónicas y pelágicas. Poliquetos abundantes en sedimentos enriquecidos orgánicamente indican pérdida de diversidad biológica, cambios en la geoquímica del sedimento y deterioro de la hidroquímica del agua.

    Sin comunidad, sin defensaUna diferencia de la Ciénaga de Mallorquín, que cuenta con el respaldo de comunidades más grandes como La Playa y Las Floresde modo que la Ciénaga de los Manatíes no tiene esa base social organizada que la defensa. “En Mallorquín hay sentido de pertenencia, luchas comunitarias, gestión ambiental. En los Manatíes, el desarrollo urbanístico se tomó las orillas con cabañas y clubes de baile. No hay tanto acceso, no hay visibilidad, no hay defensa.”, lamenta Martín León.

    Habitantes, pescadores y algunas organizaciones han hecho trabajo social y ambiental en esta zona. Foto:redes sociales

    La invisibilidad no es solo física, también es institucional. No hay inventarios actualizados de peces, crustáceos ni aves acuáticas. Estudios de fitoplancton de 2020 muestran cambios en la base trófica por aumento de salinidad, pero no hay seguimiento de las redes tróficas superiores. “El patrón observado sugiere riesgo para fases juveniles de peces estuarinos, decápodos y aves limícolas/mangleras”, advierte Rangel.

    No obstante, aún se puede hacer algo. Ambos expertos coinciden en que aún hay margen para actuar. Las propuestas incluyen:

    Reconexión hidráulica: reapertura selectiva de cauces históricos, dragado de canales ciegos, instalación de compuertas de baja cota para permitir pulsos de agua dulce y sedimentos finos.Gestión de cuenca baja: limpieza de residuos, control de vertimientos, trampas de basura en tributarios urbanos, revegetación de corredores riparios.Restauración de manglar: plantación asistida solo después de restituir el régimen hídrico, priorizando la microtopografía que asegura la hidrodinámica de mareas.Monitoreo y gobernanza adaptativa: estaciones para salinidad, niveles, turbidez y clorofila, campañas de ictiofauna y aves, auditorías semestrales con participación comunitaria.Los actores clave serían la CRA (autoridad ambiental), la Gobernación del Atlántico (financiación y obras hidráulicas), en coordinación con las alcaldías de Barranquilla y Puerto Colombia (gestión urbana y de residuos), INVEMAR (diseño de monitoreo y evaluación ecológica), DIMAR (competencia marítima y obras costeras), universidades (investigación aplicada), AUNAP (enlace con pesca) y consejos comunitarios (cogestión y veeduría).

    ¿Qué está en juego?La pérdida de la Ciénaga de los Manatíes no sería solo ambiental. Sería también urbana, económica y social. “Desaparecen muchas poblaciones de lisa, lebranche y róbalo. Desaparece la protección costera. Y luego vienen las obras civiles costosas que Intenta resolver lo que el manglar ya hacía.”, advierte Martín León.

    La historia ya se vivió con Balboa. Y Puerto Colombia enfrenta hoy serios problemas de erosión. “Desaparecemos los ecosistemas naturales que nos protegían, y luego pagamos el precio”, concluye.

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    La Ciénaga de los Manatíes está ahí. Agonizando, pero viva. Y aún puede ser rescatada. Pero para eso, primero hay que verla.

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    Camilo Álvarez Peñaloza, periodista de EL TIEMPO Barranquilla @camiloa.ap_20