Argentina votó el 26 de octubre de 2025. La Libertad Avanza (LLA) del presidente Javier Milei terminó primero con alrededor del 40,8% del voto nacional, por delante de la coalición peronista cerca del 31,7%.
La sorpresa principal fue la provincia de Buenos Aires, el premio más grande del país, donde el LLA superó por poco un distrito que perdió hace apenas dos meses.
Fuertes conteos en Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Entre Ríos cerraron una noche que cambió el mapa político.
La historia detrás de la historia es más simple de lo que parece. La participación fue históricamente baja en una elección nacional, lo que indica fatiga después de un año de duro ajuste.
En las elecciones también se estrenó una papeleta única en todo el país, lo que aceleró el conteo y redujo el caos de las papeletas con la marca de los partidos.
Y una campaña que recurrió a la lógica de “frenar al kirchnerismo” atrajo a votantes antiperonistas que se habían quedado fuera de las elecciones provinciales.
Lo que esto realmente le da a Milei es influencia, no carta blanca. El LLA aumentó su banca en ambas cámaras y ganó aproximadamente la mitad (64) de los 127 escaños de la cámara baja disputados en este ciclo, suficiente para reforzar el poder de veto, pero aún sin alcanzar una mayoría.
El bloque de Milei gana las elecciones intermedias en Argentina, da la vuelta a Buenos Aires, pero aún necesita aliados El bloque de Milei gana las elecciones intermedias en Argentina, da la vuelta a Buenos Aires, pero aún necesita aliados Para aprobar grandes reformas en materia fiscal, laboral y estatal, el gobierno necesita acuerdos con los partidos provinciales y con el PRO de centroderecha. Los gobernadores ahora importan más que nunca.
El motivo por el que a la gente fuera de Argentina debería importarle es concreto. Argentina es el principal socio comercial regional de Brasil y un importante comprador de automóviles y repuestos brasileños; La política hecha en Buenos Aires mueve los precios, las cadenas de suministro y la dinámica del Mercosur.
La votación también se produce cuando se ponen a prueba los esfuerzos de financiación y estabilización del mercado respaldados por Washington. Si la política de coalición desbloquea una legislación que controle la inflación y estabilice el peso, el perfil de riesgo de Argentina (y el de la región) mejora.
Si el estancamiento regresa, los próximos dos años se convertirán en un tira y afloja entre las matemáticas fiscales y la paciencia política.
En términos sencillos: los votantes le dieron a Milei más espacio, no un cheque en blanco. El panorama general es el de un país dispuesto a probar un camino diferente, pero sólo si el gobierno puede convertir un mapa de victorias en una ley viable y negociada.
Ahí es donde se decidirá el futuro de Argentina (y la exposición de sus vecinos).