Puntos clave Rubio describió al presidente de Colombia como una figura “inusual” y luego como “inestable”, pero dijo que la relación entre Estados Unidos y Colombia no se verá dañada por ningún líder. Calificó a los grupos “criminales terroristas” transnacionales vinculados al narco como la principal amenaza a la seguridad del hemisferio, impulsando la violencia desde Colombia hasta México y Centroamérica. Describió una alineación regional cada vez más amplia en materia de cooperación en materia de seguridad, al tiempo que describió a Venezuela como el caso atípico central por supuestamente albergar guerrillas y facilitar rutas de drogas. Marco Rubio aprovechó su conferencia de prensa de fin de año para trazar una línea dura entre gobiernos e instituciones.
Sobre Colombia, ofreció una evaluación contundente del presidente Gustavo Petro: lo llamó “una persona inusual” en español y luego se refirió a “los pronunciamientos de un individuo inestable”. Pero el mensaje principal de Rubio no fue sobre Petro. Se trataba de continuidad.
“No vamos a permitir que las acciones de un presidente, cuyo mandato termina pronto, dañen la relación”, dijo Rubio, describiendo una asociación construida durante décadas en el comercio, la diplomacia y, especialmente, los vínculos militares y de seguridad.
El énfasis fue institucional: cooperación con los equipos de seguridad de Colombia, vínculos con legisladores y vínculos con alcaldes y funcionarios locales. La apuesta implícita es que el aparato estatal de Colombia, no la retórica del presidente, es lo que mantiene en marcha las operaciones conjuntas.
Rubio señala que los vínculos con Colombia durarán más que la presidencia “inusual” de Petro Rubio señala que los vínculos con Colombia durarán más que la presidencia “inusual” de Petro Rubio luego amplió la lente a su afirmación hemisférica central: la amenaza más seria en el hemisferio occidental no es una superpotencia rival sino las redes criminales transnacionales que caracterizó como grupos “terroristas”, con el narcotráfico en el centro.
Vinculó estas redes con patrones de violencia en toda la región, incluidos Ecuador, México y Centroamérica, y argumentó que muchos gobiernos ahora están tratando esto como una emergencia compartida.
En español, mencionó los socios que, según dijo, están cooperando con la agenda de seguridad de Washington, incluidos Panamá, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y la República Dominicana.
Elogió el actual esfuerzo de seguridad de México como el más intenso de su historia, aunque admitió que “hay mucho más por hacer”.
También señaló operaciones marítimas paralelas en el Pacífico y planes para una fuerza de estabilidad antipandillas en Haití como parte de la misma estrategia. Venezuela, según Rubio, es la razón por la que este enfoque tiene urgencia.
Calificó de ilegítimo al gobierno de Maduro y alegó que elementos disidentes del ELN y las FARC operan abiertamente desde territorio venezolano, junto con rutas de narcotráfico a través del Caribe que, según él, desestabilizan a múltiples países.
También afirmó que el régimen coopera con actores vinculados a Irán y Hezbolá. El subtexto político era claro: Rubio espera que más gobiernos pasen a la órbita de seguridad de Washington, nombrando a Bolivia y Chile como posibles incorporaciones, al tiempo que destaca las amistades existentes con Paraguay y Argentina.
La historia detrás de esta historia es que Estados Unidos está tratando de consolidar una arquitectura de seguridad a nivel hemisférico que pueda sobrevivir a los cambios de liderazgo, empezando por Colombia, incluso cuando el problema es el presidente.
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