I
Abro con el siguiente planteamiento: Si el marco ESG es bueno, instrumentalmente hablando, en razón de que conduce —en teoría— a cosas buenas para la humanidad, y si su práctica debe desembocar en un reporte ESG como evidencia imitable de dicha práctica, ¿Por qué algunas empresas embarcadas fuertemente en el discurso ESG en nuestro país, no tienen reportes ESG?
II
Aunque el hábito no hace al monje, la práctica sí. Se dice por allí que al igual que en el caso de las personas naturales, en las empresas la falta de congruencia (integridad) entre sus valores declarados y sus prácticas reales, puede erosionar la confianza de los clientes y empleados, afectando negativamente su reputación y su éxito a largo plazo. Practicar lo que se predica demuestra integridad, autenticidad y un compromiso genuino con los principios que se proclaman, lo cual es esencial para inspirar respeto, lealtad y construir relaciones sólidas y duraderas. En última instancia, la congruencia entre el discurso y la acción fortalece la imagen, y más allá de la imagen, la reputación y la influencia tanto de las personas como de las organizaciones. El caso es que el día a día de la sostenibilidad en Venezuela, exhibe gerentes de empresas, con y sin fines de lucro, hablando y promocionando a viva voz la sostenibilidad. Sin embargo, muchas de esas empresas no exhiben informes ESG.
III
Según José Luis Sánchez-Vázquez (1978. Ética. Barcelona: Editorial Crítica, Grupo Editorial Grijalbo) la moral viene a ser el modo conductual conquistado por el hombre, es decir, lo que el hombre adquirió porque así lo aprendió naturalmente. Sánchez-Vázquez se refiere a que el modo no se le abrió al hombre como una regla, sino que lo aprendió de forma natural, entendiendo por forma natural lo que el hombre hace cuando imita a otros.
A riesgo de sobresimplicar, uno puede resumir el párrafo anterior en la siguiente frase más digerible: “La moral es el conjunto de normas de conducta que un grupo social considera correctas, y que guían el comportamiento de sus miembros”.
Dado que las empresas que se promueven utilizando la sostenibilidad, de hecho, fomentan una conducta empresarial calificada como ética y responsable y que, yendo más allá de tales elementos, dicha conducta resultaría en un mejor desempeño a largo plazo para las propias empresas y para la humanidad, es que tal promoción constituye prédica de moral corporativa. Así, los actos de promoción de conductas éticas y responsables constituyen prédicas de moral corporativa.
IV
Aquí es donde surge el planteamiento de marras con que he iniciado el artículo. El caso es que muchas empresas, con y sin fines de lucro, en nuestro país que predican moral corporativa, no publican reporte ESG.
La relación entre el marco ESG y la moral corporativa es compleja y multifacética. Por un lado, la ya no tan creciente adopción voluntaria de los estándares ESG —por aquello del greenwashing y el alardeo moral— apunta a una mayor conciencia de conductas como la buena ciudadanía corporativa y la responsabilidad social de las empresas. Las compañías que publican informes ESG a menudo buscan “demostrar” su adhesión a principios, como el respeto al medio ambiente, la transparencia, la rendición de cuentas y el respeto a los derechos humanos. Y claro, tales prácticas —cuando son genuinas— pueden contribuir a una moral y cultura corporativas mucho más afianzadas, sólidas –y lo más importante— imitables.
Por el otro lado, cierto es que la no tan simple —y costosa— implementación del marco ESG y la publicación del consabido reporte, no constituye evidencia robusta de una moral corporativa genuina: lo he demostrado a la saciedad con la saga publicada aquí en El Nacional sobre empresas “sostenibles” con reporte ESG, declaradas en quiebra.
V
La relación entre estas empresas, con y sin fines de lucro —con intenso discurso ESG en los medios de comunicación y redes sociales— y el hecho de que las mismas no publican reportes ESG, es un tema tan evidente como merecedor de atención y reflexión.
Al respecto tengo un par de conjeturas y expondré la primera la semana que viene. Por el momento dejo para la reflexión del lector, nuevamente, la pregunta en el aire: ¿Por qué algunas empresas embarcadas fuertemente en el discurso ESG en nuestro país, no tienen reportes ESG?
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