El presidente Javier Milei se está preparando para embarcarse en un ambicioso esfuerzo para reformar la economía de Argentina cuando un Congreso más amigable asuma el cargo el miércoles. Los inversores esperan que sea sólo el acto de apertura de una medida mucho mayor: desmantelar los rígidos controles cambiarios que definieron sus primeros dos años en el cargo.
El partido de Milei superó las expectativas en las elecciones al Congreso de octubre, convirtiendo una pequeña delegación en el grupo más grande de la cámara baja y capturando casi un tercio del Senado. La victoria –con una ayuda sustancial de Donald Trump– ha sentado las bases para que pueda impulsar importantes reformas laborales y tributarias que tanto Milei como los mercados consideran clave para impulsar el crecimiento y liberar la asediada economía de Argentina.
Los bonos y las acciones se han recuperado gracias al optimismo desde la votación, y el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la semana pasada que el gobierno emitirá un bono de ley local en dólares, poniendo a prueba la demanda de la deuda del país por primera vez en años.
Argentina actualmente permite que la moneda se negocie dentro de un estricto conjunto de bandas, una política que ha ayudado a mantener la inflación bajo control. Pero los analistas dicen que también ha creado un peso sobrevaluado que está pesando sobre la economía.
“Para desencadenar un auge en las inversiones, el mercado dice que es necesario eliminar el sistema de bandas cambiarias y dejar que la moneda flote”, dijo Ramiro Blázquez, estratega de StoneX con sede en Buenos Aires. “O al menos ampliar significativamente las bandas”.
Se espera que la administración de Milei revele sus propuestas laborales y tributarias el martes como parte de un paquete más amplio de reformas, el siguiente paso en su régimen de “terapia de shock” destinado a revertir la suerte de una economía que ha pasado décadas en declive.
Su objetivo es impulsar la competitividad liberalizando las leyes laborales y luego recortando los impuestos a un grupo ampliado de trabajadores. La campaña facilitaría la contratación y el despido de trabajadores, en parte al limitar su capacidad de demandar a los empleadores cuando son despedidos. También busca incorporar a muchos del 42 por ciento de trabajadores informales al mercado laboral formal.
Junto con la propuesta de presupuesto del gobierno para 2026, el paquete servirá como una prueba inicial de los esfuerzos de Milei para aprovechar la segunda oportunidad que le brindaron los votantes argentinos en las elecciones.
Desde entonces, el líder agresivo ha tratado de construir alianzas que podrían ayudarlo a evitar los escollos que han condenado al fracaso al anterior presidente reformista. El nuevo ministro del Interior, Diego Santilli, un veterano político que ha pasado por múltiples partidos políticos a lo largo de los años, se ha reunido en las últimas semanas con casi todos los gobernadores provinciales en un intento por seducir a los líderes locales que tienen una influencia significativa en el Congreso.
El partido de Milei tiene 95 escaños (34 menos que la mayoría) en la cámara baja después de sumar legisladores moderados. El partido PRO del ex presidente Mauricio Macri, estrechamente alineado, y otras facciones le dan la oportunidad de conseguir los votos que necesita para aprobar la legislación. Ocupa 20 de los 72 escaños del Senado, pero tiene una mayoría a su alcance gracias a los partidos aliados.
Milei ha aliviado los impuestos a la exportación de petróleo convencional en un guiño a los gobernadores que lo han instado a aflojar los hilos del bolsillo para ayudar a sus provincias. El gobierno también redujo el martes los aranceles sobre la soja, el maíz y el trigo.
Eso ha alimentado el optimismo de que Milei, que luchó contra los gobernadores después de que los legisladores anularan sus vetos a principios de este año, pueda cumplir con su agenda legislativa. Los analistas de JPMorgan Chase & Co predijeron después de las elecciones que Milei conseguiría la aprobación del presupuesto y de las reformas laborales y fiscales. Es probable que el debate sobre la reforma laboral tenga lugar en febrero, según legisladores con conocimiento de los planes.
Incluso oponentes peronistas como José Miguel Ángel Mayans, líder del grupo en el Senado, reconocen que es probable que logre encontrar puntos en común sobre las reformas laborales.
Sin embargo, la presión del peso no hace más que aumentar. La moneda ha empujado a los argentinos a cruzar la frontera para comprar, al tiempo que ha impulsado un auge de las importaciones. Ha hecho más difícil para el Banco Central de Argentina reconstruir las reservas extranjeras necesarias para financiar los inminentes pagos de la deuda. Blázquez argumentó que esto también afecta la capacidad de las empresas privadas para repatriar dividendos, una queja de larga data.
El Fondo Monetario Internacional, que intervino para ayudar a Argentina con un nuevo programa de ayuda de 20.000 millones de dólares el año pasado, también ha estado presionando para lograr un cambio.
La portavoz del FMI, Julie Kozack, instó la semana pasada a Milei a aprovechar esta “ventana de oportunidad” para implementar políticas monetarias y cambiarias que apoyen mejor la acumulación de reservas extranjeras, diciendo que sería “desafiante” para Argentina cumplir con los objetivos de fin de año que el prestamista con sede en Washington ya ha relajado.
Por ahora, Milei está en lo alto. Pero sus opositores también señalan la política del peso para cuestionar su compromiso de reducir el desempleo, una demanda clave de los argentinos, según encuestas recientes.
“Vivo en la frontera con Paraguay”, dijo Mayans. “Cada fin de semana es un éxodo. Tenemos un país caro con salarios bajos. Eso no se solucionará ni siquiera con la unanimidad en el Congreso”.
por Manuela Tobías, Bloomberg