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Monday, December 22, 2025
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    El impasse en el recuento de votos en Honduras profundiza la desconfianza en una democracia frágil

    Puntos clave Una carrera presidencial casi empatada ha estado congelada durante días, sin un ganador ni un cronograma claros. Años de escándalos y promesas incumplidas han dejado a los votantes dudando de casi todas las instituciones. La forma en que esto termine determinará la migración, la cooperación en materia de seguridad y la inversión mucho más allá de Honduras. Los hondureños acudieron a las urnas el 30 de noviembre esperando unas elecciones de rutina y un resultado rápido. En cambio, han visto cómo el conteo oficial de votos se estancaba, se reiniciaba y se estancaba nuevamente, con la presidencia pendiente de un margen de menos de 20.000 votos entre Nasry “Tito” Asfura y el presentador de televisión y activista anticorrupción Salvador Nasralla.

    Días después, el país sigue esperando una respuesta. Sobre el papel, el problema parece técnico. El Consejo Nacional Electoral adoptó un nuevo sistema digital, administrado por un contratista extranjero, para transmitir las actas de escrutinio desde los colegios electorales.

    La plataforma falló varias veces, lo que obligó a los funcionarios a realizar controles manuales más lentos, y aproximadamente una de cada seis actas mostró inconsistencias que ahora deben ser revisadas.

    Durante largas pausas, la página pública de resultados incluso invirtió la ventaja entre los dos principales contendientes, profundizando las sospechas en un país con una larga memoria.

    El impasse en el recuento de votos en Honduras profundiza la desconfianza en una democracia frágil. (Foto reproducción de Internet) Esa memoria es crucial. En 2017, una misteriosa pausa en el conteo terminó con el titular declarado ganador sobre el mismo retador, Nasralla, en medio de acusaciones generalizadas de fraude.

    En 2021, la victoria de Xiomara Castro pareció brevemente una ruptura limpia, pero su administración pronto se vio envuelta en controversias sobre amnistías, clientelismo y políticas de seguridad de mano dura.

    Muchos hondureños se sienten atrapados entre una maquinaria política arraigada y alternativas que nunca funcionan del todo. Los jugadores externos añaden otra capa.

    Donald Trump respaldó abiertamente a Asfura e indultó al expresidente Juan Orlando Hernández, una medida que algunos ven como una interferencia y otros como el cierre de un capítulo doloroso.

    En las redes sociales, las redes partidistas promueven encuestas falsas y “proyecciones” caseras, mientras los verificadores de datos se apresuran a mantenerse al día. Para los expatriados y los lectores extranjeros, esta no es sólo una saga local.

    Honduras es una fuente clave de migración hacia Estados Unidos y un vínculo en las rutas regionales de la droga. Si el próximo presidente asume el cargo bajo una nube de dudas, será más difícil combatir el crimen y generar la estabilidad que necesitan los inversores.