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Monday, December 22, 2025
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    La lucha por el poder vinculada a Trump en Honduras expone una democracia al límite

    Puntos clave Un escaso conteo de votos ha convertido la carrera presidencial de Honduras en un thriller sin un ganador aceptado todavía. Un candidato clama “algoritmo” y fraude mientras los funcionarios revisan miles de actas inconsistentes. El abierto respaldo y la manipulación en línea de Donald Trump convierten la votación de un país pequeño en una prueba de tensión regional. Honduras ha tropezado con unas elecciones que exponen lo frágil que se siente su democracia. Con alrededor del 85% de los colegios electorales contados, Nasry “Tito” Asfura, un empresario con una imagen dura contra el crimen, tiene poco más del 40% de los votos.

    Salvador Nasralla, un presentador de televisión que se presenta como una clara ruptura con la clase política, va a la zaga por menos de diez mil votos e insiste en que algo salió mal en las primeras horas de la mañana del conteo.

    No se trata sólo de una burocracia lenta. La autoridad electoral dice que aproximadamente el 12% de las actas de escrutinio muestran inconsistencias y serán revisadas nuevamente. En teoría, se trata de una salvaguardia, pero en un país marcado por resultados controvertidos, cada retraso alimenta sospechas.

    La lucha por el poder vinculada a Trump en Honduras expone una democracia al límite. (Foto reproducción de Internet) Agitación electoral en Honduras En un momento dado, la brecha se redujo a apenas 500 votos antes de volver a inclinarse hacia Asfura, dando a ambas campañas argumentos para afirmar que les estaban robando.

    Nasralla dice que a las 3:24 am la pantalla de resultados oficiales se apagó y, cuando volvió, un algoritmo similar al que él culpa por una derrota en 2013 había cambiado silenciosamente más de un millón de votos entre los dos partidos.

    No ha presentado pruebas técnicas, pero su acusación resuena entre sus partidarios que ven al partido gobernante como adicto al poder y a los acuerdos secretos.

    Sobre todo flotando está Donald Trump. El presidente de Estados Unidos abrazó públicamente a Asfura como un defensor de la democracia, advirtió a Honduras que no “cambiara” el resultado y recientemente indultó al ex presidente Juan Orlando Hernández, una figura del Partido Nacional que alguna vez estuvo encarcelado en Estados Unidos por cargos de drogas.

    Para muchos hondureños que temen más el crimen y el colapso económico que los lemas de campaña, un socio más firme en Washington y un líder que prometa orden se sienten más seguros que otro experimento de populismo televisivo.

    Detrás de las cifras se esconde la verdadera historia: el futuro de Centroamérica estará determinado tanto por la lucha por la confianza y la desinformación digital como por el total de votos finales en la pantalla.