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Monday, December 22, 2025
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    Dentro del colapso económico de Cuba y el conglomerado militar detrás de él

    Cuba atraviesa su peor crisis económica en décadas: inflación fuera de control, industrias clave quebradas y millones de personas empujadas a la pobreza.

    En el centro se encuentra GAESA, el Grupo de Administración Empresarial, un conglomerado militar que, según análisis especializados, controla más del 70% de la economía y el 95% de las finanzas nacionales.

    El banco central y el gobierno civil han quedado reducidos a una capa decorativa sobre una elite militar cerrada. El colapso del peso cuenta la historia.

    El 19 de octubre, el dólar cotizaba en el mercado negro a 472 pesos cubanos y el euro a 525. Cuando Miguel Díaz-Canel asumió el cargo, el tipo de cambio oficial era de 24 pesos por dólar; hoy es 472, un aumento del 1.966,66%.

    La reforma de la “Tarea de Ordenamiento”, lanzada el 1 de enero de 2021 para poner fin al sistema de doble moneda, llevó el dólar a 50 pesos en una semana.

    Los precios de los alimentos, el transporte y los servicios básicos se dispararon mucho más rápido que los salarios, y el gobierno nunca acompañó la reforma con cambios reales en la producción o en los controles de precios.

    Dentro del colapso económico de Cuba y el conglomerado militar detrás de él. (Foto reproducción de Internet) En cambio, abrió tiendas en “moneda libremente convertible” (MLC), donde sólo aquellos con acceso a dólares o euros pueden comprar bienes, profundizando la desigualdad.

    Las divisas fuertes se han agotado. Las remesas cayeron alrededor del 70% entre 2019 y 2024, de 3.71671 millones a 1.1135 millones de dólares. Sólo el 7% pasa ahora por canales formales; El 93% utiliza vías informales, que escapan del sistema financiero oficial.

    El turismo, otro salvavidas, cayó un 48,5% entre 2019 y 2024 y siguió cayendo en 2025. La deuda externa asciende oficialmente a unos 20.000 millones de dólares, pero estimaciones independientes la sitúan cerca de los 46.000 millones.

    El impago obligó a otra reestructuración del Club de París en 2025, mientras que incluso aliados como Rusia y China prefieren ahora pequeñas donaciones a nuevos préstamos.

    Entre 2004 y 2018, los bancos internacionales pagaron 14.002 millones de dólares en multas por tratar con entidades cubanas, y la activación del Título III de la Ley Helms-Burton ha bloqueado proyectos, cerrado cuentas y desencadenado juicios por capitales congelados.

    Modelo GAESA de Cuba Dentro de la isla, el modelo de GAESA domina hoteles, tiendas MLC en divisas, puertos, logística y el Banco Financiero Internacional; casi todas las importaciones y exportaciones deben pasar por empresas estatales.

    La infraestructura industrial está obsoleta, la industria azucarera se ha derrumbado en gran medida y una crisis energética deja déficits de generación diarios del 45% al ​​60% de la demanda, lo que provoca largos apagones.

    No existe un sector privado real: las empresas necesitan la aprobación del Estado incluso para existir, y los intentos de atraer inversiones de la diáspora cubana no han producido proyectos viables bajo estas reglas.

    Las cifras más crudas provienen de la exportación de servicios médicos. Entre 2008 y 2022, ese programa generó 108.530 millones de dólares.

    Se estima que GAESA captó al menos 69.800 millones a través del Banco Financiero Internacional, mientras que sólo 1.751,1 millones de dólares -el 1,61%- fueron al sistema público de salud.

    En el mismo período se invirtieron 24.229,8 millones de dólares en hoteles, 13,83 veces más que en salud. El Estado se queda con alrededor del 80% de los salarios que los socios extranjeros pagan al personal médico y paramédico cubano en el exterior.

    Según el informe, los 43.800 millones de dólares restantes nunca llegaron a hospitales ni a hoteles, lo que plantea dudas claras sobre adónde fue a parar ese dinero. Durante la COVID-19, la escasez de medicamentos, oxígeno y equipos contribuyó a miles de muertes.

    Para los cubanos comunes y corrientes, esto significa hambre y colapso de la vida cotidiana. La inflación ha pulverizado los salarios y las pensiones, empujando a más de 10 millones de personas a la pobreza; muchos sobreviven con una sola comida al día sin acceso fiable a transporte, agua, electricidad, alimentos o medicinas.

    El 11 de julio de 2021 estallaron protestas en más de 60 ciudades; el Estado respondió con represión, no con reformas. La ONG Cuba Siglo 21 califica la situación de “genocidio” y advierte de una inminente catástrofe humanitaria.

    Su conclusión es contundente: mientras GAESA y la élite gobernante mantengan el control absoluto sobre la economía y las finanzas, cualquier recuperación pasará por alto a la población.

    Sólo desmantelar el sistema actual en favor de un modelo democrático con separación de poderes, pluralismo político y libertad empresarial real ofrece una salida creíble a la crisis.