MEDIDA. Rusia decidió incrementar el Impuesto Al Valor Añadido entre un 20% y 22%, con el fin de apuntalar cuentas públicas tensadas tras casi cuatro años de conflicto y gasto militar. Con la medida se estima una recaudación adicional de unos $us 12.300 millones. El Parlamento ruso dio ayer un paso decisivo para avanzar en una amplia reforma fiscal destinada a reforzar los ingresos del Estado en plena guerra contra Ucrania. La Duma Estatal aprobó en segunda lectura un proyecto de ley que eleva el impuesto al valor añadido (IVA) del 20% al 22%, un incremento que el Gobierno considera imprescindible para apuntalar unas cuentas públicas tensadas por casi cuatro años de conflicto y un gasto militar sin precedentes desde la caída de la URSS.
La medida, que aún debe ser votada en tercera lectura y posteriormente aprobada por el Consejo de la Federación antes de la firma de Vladímir Putin, supondrá un ingreso adicional estimado de un billón de liberación —unos $us 12.300 millones—. En términos prácticos, el aumento del IVA afectará a una amplia parte del consumo interno y se sumará a otras decisiones fiscales que amplían la presión impositiva sobre hogares y empresas.
El proyecto también reduce de forma drástica el umbral de facturación a partir del cual las empresas deben cobrar el IVA: baja de 60 millones de beneficios anuales (alrededor de 739.000 dólares) a 10 millones (123.000 dólares). El Gobierno asegura que el objetivo es frenar la práctica de dividir artificialmente las operaciones empresariales para esquivar impuestos, un fenómeno recurrente en la economía rusa. Sin embargo, la medida golpeará a miles de pequeñas y medianas empresas que hasta ahora estaban exentas. Varias asociaciones empresariales han anunciado en medios locales que el ajuste podría acelerar cierres, informalidad y despidos.
Las subidas impositivas llegan en un momento de desaceleración económica clara. Tras dos años de crecimiento robusto sustentado en el gasto militar, Rusia registró una contracción al inicio de 2025 y prevé un avance de apenas el 1% para este año, según las estimaciones del propio Gobierno. La economía opera bajo tipos de interés del 16,5%, el nivel más alto en más de una década. El Banco Central se ha visto obligado a mantener una política monetaria agresiva para contener una inflación del 8% alimentada por las compras estatales de armamento, la escasez de mano de obra y las sanciones occidentales.
El Kremlin no se limita al IVA. Entre los cambios más polémicos figura la eliminación de la tasa reducida en la “tarifa de reciclaje” aplicada a los automóviles, una medida que afectará especialmente a los automóviles importados de gama media y alta, un sector que ha crecido tras la salida de marcas occidentales y la entrada de fabricantes chinos. El Gobierno también estudia incrementos en los beneficios sobre bebidas alcohólicas, cigarrillos, vaporizadores y productos tecnológicos como teléfonos móviles y ordenadores portátiles.